La policía desaloja el narcopiso de Juanelo, uno de los más activos y problemáticos del centro de Madrid | Noticias de Madrid
La Policía Nacional ha desalojado este miércoles el narcopiso ubicado en un bajo comercial de la calle de Juanelo, en el barrio de Lavapiés de Madrid. La operación todavía está en curso: los agentes están identificando a los ocupantes y asegurando el inmueble. Por el momento, no hay datos de detenciones. Este punto se había convertido en uno de los más conflictivos de la capital y era foco de numerosas quejas vecinales por el ruido, la suciedad y las peleas constantes que generaba. Además, los residentes y comerciantes de la zona habían grabado muchas veces a los consumidores de droga mientras acudían a adquirir sustancias a este bajo comercial.

No es el primer desalojo de este local. En abril de 2023, una operación conjunta de la policía municipal y la nacional vació por primera vez el inmueble, lo que permitió la detención de varios de sus ocupantes y la intervención de droga en el interior. Al acceder, se incautaron de hasta seis sustancias estupefacientes distintas: cocaína base, benzodiazepinas, hachís, sildenafilo y marihuana. Sin embargo, algunos de los inquilinos del local no tardaron en regresar y poco a poco fue llenándose de nuevo y generando, otra vez, problemas. En los últimos tres años, ese bajo ha sido objeto de más de 100 intervenciones policiales, según documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Algunas de ellas han sido de mayor calado y otras, llamadas que ya se habían convertido en rutinarias por ruidos o reyertas.
El local pertenece a dos particulares y lleva cerrado varios años. Cuando los conflictos empezaron a impedir la convivencia con los vecinos, las dos propietarias comenzaron un proceso judicial para conseguir el desalojo y recuperar el espacio, pero ese proceso había sido infructuoso hasta ahora. En un llamativo fallo judicial, la instructora del caso aseguró que no había quedado demostrado que en ese inmueble estuviera viviendo gente. La comunidad de vecinos, por su lado, inició otro proceso paralelo para lograr el mismo fin.
Antes de acudir a los tribunales, los residentes intentaron al principio el diálogo con los ocupantes, pero poco a poco la violencia fue aumentando y algunos vecinos optaron por abandonar su casa. Sangre en las escaleras, basura en el portal, desperdicios en el patio… son algunas de las escenas habituales con las que se han acostumbrado a vivir desde hace más de tres años. Los ocupantes llegaron a destrozar la entrada del portal y quitar la puerta de acceso al local, tras lo que dejaron solo una cortina.
