‘Alicia en el país de las maravillas’: la historia de un mundo absurdo que ha inspirado al que vivimos | Noticias de Madrid
En un mundo absurdo cabe todo. Con esa certeza, los visitantes podrán recorrer las salas de la exposición Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas, que se ha inaugurado este viernes en el CaixaForum. La mente del escritor Lewis Carroll imaginó y su mano llevó al mundo físico en forma de libro una de las historias más singulares de la historia de la literatura, con Alicia en el país de las maravillas (1865) y su secuela, Alicia a través del espejo (1871). A lo largo de más de 120 años la influencia de esta obra de la época victoriana, que tiene la cualidad especial de pertenecer tanto a la literatura infantil como a la adulta, ha colonizado tantos espacios ―el teatro, el cine, la moda, la política o el diseño― que es difícil imaginar cuáles no. Esa historia de influencia es la que se plantea recorrer esta muestra, que ya se ha expuesto en Barcelona, fruto de la colaboración entre la Fundación La Caixa y el Victoria and Albert Museum de Londres, a través de 283 objetos y obras de arte que hablan por sí solos del fenómeno que es Alicia.
A la entrada de la exposición hay una mesa con un viejo teléfono de madera encima. De pronto suena y el visitante debe elegir si contestar o no a la misteriosa llamada. Al levantar el auricular se escucha la voz de un Lewis Carroll que, desde un punto indeterminado de la sala, da la bienvenida al viaje por los mundos que desató Alicia. A la derecha, la madriguera del Conejo Blanco señala el camino a seguir. La puesta en escena inmersiva está a cargo de Ignasi Cristià, quien ha creado un mundo en el que sentirse como la propia Alicia, entre lo real y lo imposible.

En la primera parte del recorrido, “La invención de Alicia”, se recogen varios documentos originales, manuscritos, fotografías de la familia de Alice Lidell, la chica que inspiró la historia, y diversos bocetos de los personajes. Muchos de ellos están firmados por el propio Carroll que con ayuda del ilustrador John Tenniel llevó al papel la imagen de los personajes que estaban en su mente y en sus palabras, desde la niña de cabellera morena, vivaracha y sabelotodo llamada Alicia, el conejo con su leontina, o el Sombrerero Loco, hasta el huevo antropomórfico Humpty Dumpty. Muchas de estas piezas pertenecen a la colección del Victoria and Albert Museum, cuya fundación coincidió prácticamente con la época en la que se escribió el libro. De ahí en adelante, el recorrido explora qué pasó después de que el mundo conociera Alicia en el país de las maravillas, un libro que se ha traducido a más de 170 idiomas, de los que algunos ejemplares están expuestos en una sala que simula ser una biblioteca victoriana.
Desde este punto físico de la muestra, los límites de la mente comienzan a expandirse. Para salir de esa especie de biblioteca habrá que atravesar un verdadero mar de lágrimas, como en el que flota la Alicia del libro cuando se da cuenta de lo confundida que le hace sentir un mundo en el que puede cambiar de tamaño comiendo un pastel. El suelo se alza como una ola que arrastra una enorme silla de terciopelo rojo y el visitante sabrá que está por descubrir la siguiente fase, que explora cómo el cine y la televisión ayudaron a consolidar y expandir el fenómeno que es Alicia.
Se descubre aquí que la primera adaptación cinematográfica fue una película silente británica de solo diez minutos, que en su momento fue el filme más largo producido hasta entonces en ese país; que Disney se enfrascó en que la protagonista de su largometraje animado tuviera una melena rubia brillante, en lugar de marrón como era originalmente, y que Salvador Dalí influenció con su estética las escenas surrealistas que aparecen en esta producción hollywoodiense; o que España tuvo su primera adaptación cinematográfica de la novela en 1978 gracias al director Jordi Feliu y su Alicia en la España de las maravillas, en la que la protagonista es nada más y nada menos que una joven que vive en la Cataluña de los años cuarenta bajo la dictadura franquista.

En otra habitación, parece que es la hora del té porque la mesa ya está servida. La vajilla cuelga del techo y sobre la superficie de la mesa no hay comida, sino patrones enternecedores que recuerdan aquella fiesta sin sentido aparente que tienen varios personajes del libro. Son esos personajes de Alicia en el país de las maravillas los que se anticiparon a las mismas ideas que luego sustentaron movimientos artísticos como el surrealismo y la psicodelia. Del primero, la muestra ofrece una selección de algunos de los surrealistas más reconocidos como Salvador Dalí, Max Ernst o Leonora Carrington.
Los mundos de Alicia continúan desdoblándose a través de varias salas que hablan de su presencia en el teatro, la prensa o la moda. En el camino incluso aparecerán cartas de la baraja, formadas como si fueran el ejército de la Reina Roja y Alicias del siglo XXI, hasta que en la sala final surge una invitación a relajarse luego del viaje. El visitante se sienta y se pone unos cascos que comienzan a reproducir las mismas preguntas que se hace la pequeña Alicia a lo largo del libro: “¿Tu mundo es absurdo también?”.