Snchez pide a Illa “no tensionar” a Junts en Catalua para intentar revertir la situacin
No es que la legislatura est agotada, es que el jamn de las cesiones est llegando al hueso. Que no es lo mismo. Ya casi no queda nada que ofrecerle a Junts que a la vez sea asumible por el PSOE. De ah que cada vez sea ms difcil llegar a un punto de encuentro. Eso ha empeorado las expectativas de la legislatura, pero el Gobierno no la da por perdida ni mucho menos. An confa en restablecer los cauces.
La formacin de Carles Puigdemont no slo no ha abandonado su natural tendencia a la subasta, sino que ha decidido redoblar su rdago: slo apoyar medidas suyas o que se hayan pactado previamente. La tensin es clara, y la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, ya no ahorra calificativos para el Gobierno: Piratera, trilerismo, mentira, gandulera, chantaje, prepotencia, manipulaciones, incumplimientos. Etctera.
Pero esta vez la diferencia es que el PSOE tambin ha puesto pie en pared y la negociacin ha embarrancado. Por qu? Porque Moncloa no acepta ni la cuestin de confianza, ni la cesin a Catalua de absolutamente todas las competencias migratorias, ni que Pedro Snchez vaya de rodillas a Waterloo a consumar la amnista poltica de Puigdemont con una fotografa que sera tambin su esquela poltica. Por ah no pasamos y ya est.
Y sin embargo, en Moncloa hay cierto optimismo. Creen que la relacin parlamentaria con Junts es reconducible, aunque reconocen que no saben muy bien cmo. Lo de siempre en el da a da con los independentistas neoconvergentes, por otra parte. Por eso los ministros intentan transmitir una sensacin de tranquilidad. La realidad es que la procesin va por dentro.
La estrategia del Gobierno para recomponer las relaciones con Junts tendr tres fases. La primera, sealar a los independentistas en el ruedo meditico nacional por haber votado en contra de los decretos clave del inicio de ao, incluido el que revalorizaba las pensiones. Y que el Congreso tumb el mircoles en la derrota ms dolorosa de la legislatura. La segunda, bajar revoluciones en Catalua; o sea, dejar pasar las semanas para que la situacin se reencauce. La tercera, volver a negociar, con la inmigracin como gran eje y gran esperanza de acuerdo que desbloquee los siete votos de Junts. No hay prisa, apuntaron fuentes socialistas.
La primera fase ya ha comenzado a desplegarla el Ejecutivo, aunque volcndose mucho ms en el PP que en Junts, a pesar de que ambos votaron igual. En la segunda fase tendr un papel clave Salvador Illa, alfil de Pedro Snchez en Catalua. El presidente del Gobierno ha hablado con el presidente de la Generalitat y le ha pedido no tensionar la situacin con Junts, segn ha sabido EL MUNDO de fuentes cercanas a Illa.
Se trata de una directriz poltica clara: hay que calmar las aguas antes de poder intentar el acercamiento a Carles Puigdemont, ahora enrocado en sus negativas al Gobierno. As se lo ha transmitido el propio Illa a los suyos, segn las fuentes consultadas.
El jueves, Illa reproch que votara en contra del decreto mnibus, pero sin nombrarlo. Se equivocaron gravemente y no cumplieron con el trabajo y la responsabilidad que les toca, que es defender Catalua y mejorar la vida de los catalanes, y prefirieron votar con la derecha ms extrema, lo que a su juicio perjudica a los catalanes con menos pensiones, menos salario mnimo y con un transporte pblico ms caro.
El viernes, el presidente de la Generalitat comenz una gira por otras comunidades autnomas para dar a conocer la financiacin singular que reclama para Catalua -y que su partido le prometi a ERC a cambio de la investidura- y tranquilizar a sus homlogos regionales. La mayora, 11 de los otros 16, son del PP. La primera reunin fue el viernes en Canarias, con su homlogo Fernando Clavijo. All pidi no tener miedo a las singularidades.
En todo caso, para Illa no es fcil esa gira, porque Junts se ha propuesto hostigarle. La secretaria de organizacin de dicha formacin, Judith Toronjo, critic sus planes y le demand hacer antes esa misma gira, pero por Catalua, captando cules son las realidades, los elementos ms importantes que tenemos que trabajar, se quej. Illa no le contest.
Las competencias de inmigracin
El presidente cataln est perfectamente alineado con Snchez en la idea de evitar el choque de cuernas con Junts y favorecer que vuelva a haber pactos, segn las fuentes de su entorno consultadas por este diario. Aun as, la tercera fase de la estrategia del PSOE ser tremendamente difcil: negociar con Junts la transferencia a Catalua de competencias migratorias, pero sin transferirlas todas. Se da la paradoja (o la obviedad, mejor dicho) de que quienes las gestionaran seran los propios socialistas. O sea, Illa, que es en esto juez y parte.
Pero el acuerdo est muy lejos de materializarse. De hecho, las negociaciones entre Ferraz y Junts encallaron el pasado lunes, en Bruselas, cuando los independentistas acusaron al PSOE de intentar engaarlos con una transferencia capada de las competencias, en vez de un traspaso integral que incluyera tambin el control de fronteras y la concesin de permisos de regularizacin, entre otras cosas.
Estamos de acuerdo en un 80% y falta un 20%, intentaron tranquilizar los socialistas a los independentistas en la reunin de Bruselas, como ya public este diario el viernes. Pero estos ltimos no slo reiteraron su exigencia de la transferencia integral sino que emplazaron directamente al PSOE a destituir al ministro Marlaska si era el problema para alcanzar un acuerdo. Ferraz se niega con rotundidad: Nosotros no ponemos la cabeza de nadie, solo faltaba.
Que no se transfieran todas las competencias, como se comprometi el Gobierno, es para Junts un nuevo engao de Snchez. Por eso el equipo de Puigdemont arguye ahora que el PSOE se puede hacer el sorprendido pero saba perfectamente desde hace das que no saldra la votacin del mircoles. Aqu hay un Gobierno que manda para lo suyo, pero para los dems, no, aadieron en la reunin de Bruselas los negociadores de Junts, como ya public este diario, reiterando que el PSOE les ha jodido siempre que ha podido y que tras una relacin cordial en las formas subyace una profunda sensacin de desconfianza.