El Fiscal General y la hojarasca
A veces, los rboles nos impiden ver el bosque. En otras ocasiones, se habla del bosque para que no reparemos en el estado calamitoso de algunos rboles. As ha ocurrido con la investigacin al fiscal general del Estado. El oficialismo lleva meses situando las polmicas que rodean al Gobierno en un contexto global: las democracias estn amenazadas por el auge de la internacional reaccionaria, la tirana del algoritmo nos vuelve ms vulnerables a los bulos, asistimos a un ataque sin precedentes de la “jaura ultra” y de intereses econmicos que influyen en los medios y la judicatura, etc. Una espesa hojarasca argumental que, sin embargo, no dice nada sobre las cuestiones concretas que llevan a muchos a cuestionar el comportamiento de Garca Ortiz y su idoneidad para seguir en su puesto. Por ejemplo, por el hecho de que se encuentra imputado por una presunta revelacin de secretos que habra afectado a una rival poltica del Gobierno. O por su negativa a responder a las preguntas del juez que instruye el caso. O por su decisin de borrar todo rastro de sus comunicaciones durante las fechas que se estn investigando; decisin que, como ha revelado la UCO, tom el mismo da en el que el Supremo le abri una causa por todo aquello. Como ha escrito Rafa Latorre, cuesta sobreponerse a la imagen de todo un fiscal general comportndose como un vulgar caco.
Las defensas que se han venido haciendo de Garca Ortiz operan en dos niveles. En primer lugar, se sostiene que l no fue responsable de la revelacin de secretos. Pero luego se utilizan argumentos que vienen a indicar algo distinto: si lo hizo, fue por un buen motivo. Era necesario “desmentir un bulo”, dicen; el propio Garca Ortiz declar que “la mentira nunca puede ser un secreto”. Argumentos sorprendentes, y no solo porque un fiscal no debe sugerir que el fin justifica los medios; es que cuesta creer que la precisin de algunos detalles sobre la situacin fiscal de la pareja de una presidenta autonmica merezca semejante grandilocuencia. Pero ah es donde entra la hojarasca sobre la defensa de la democracia. Decir que Garca Ortiz actu para desmentir un bulo adquiere un significado particular cuando se est afirmando, al mismo tiempo, que nuestras democracias estn siendo amenazada por los bulos. Del mismo modo que negarse a responder a las preguntas del juez cobra un sentido especfico cuando se ha naturalizado la idea de que el Gobierno es vctima del lawfare.
Ricardo Dudda seal hace tiempo que el sanchismo se ha especializado en tomar problemas reales -como la desinformacin o el avance de los autoritarismos- y utilizarlos de forma distorsionada e interesada, sobre todo cuando se encuentra en una situacin embarazosa. As, si todas las polmicas que salpican al Gobierno forman parte de una lucha global por defender la democracia, cmo reprocharle que recurra a mtodos poco ortodoxos? Cmo criticar que juegue un poco sucio? Se intenta tapar, as, todo un patrn de conducta que va desde los casos de Garca Ortiz y Begoa Gmez hasta la colonizacin de las instituciones y la amnista a Puigdemont. La hojarasca intenta cubrir todas las vergenzas. Y se llega a un punto en el que, como dijo Orwell, se necesita un esfuerzo constante para ver lo que tenemos delante de las narices.