Un paso más allá: el blindaje del uso residencial en Madrid | Noticias de Madrid
Que el problema del acceso a la vivienda está en el centro del debate público es una realidad. Hemos visto cómo una población cada día más preocupada ha vuelto a salir a las calles para clamar por este derecho constitucional. Un problema aún más grave si cabe en Madrid, cuna y laboratorio de las recetas neoliberales urbanísticas, que no solo no han ayudado a resolver el problema, sino que lo han ido acrecentando y agravando.
Muchos son los factores que provocan el alza de los precios de las viviendas en la capital. La escasez de suelo, la falta de vivienda pública o el vencimiento de la protección oficial que traslada masivamente inmuebles al mercado libre especulativo son algunos de ellos. Pero, sin duda, uno de los que determinantemente han influido en los últimos años ha sido la proliferación de viviendas de uso turístico. Según datos del propio Ayuntamiento de Madrid, actualmente existen en torno a 17.000, de las que apenas un millar de ellas tienen licencia. Es decir, el 95% operan en ilegalidad urbanística. Si a esto le sumamos el crecimiento de las operaciones para abrir nuevos hoteles, hay un problema de fondo que no se comenta tanto como otros: estamos detrayendo metros cuadrados de uso residencial hacia usos terciarios de un parque de viviendas cada día más tensionado.
Todas las semanas hablamos de la necesidad de incrementar el parque de viviendas. El Partido Popular sigue perseverando en las recetas que ya se demostraron fracasadas en los años de la burbuja de poner en carga suelo, porque sí, de urbanizar sin límite en la creencia de que más oferta reduce los precios, cuando sabemos de sobra que no es así. Hay que poner en carga suelo, sí, pero para incrementar la vivienda pública o protegida, y que esta lo sea de por vida. Algo a lo que, por cierto, el mismo Partido Popular se niega constantemente. Pero yo me pregunto, ¿alguien está pensando en el coladero por donde vamos perdiendo viviendas mientras pedimos que se construyan más?
Hace unas semanas el gobierno de José Luís Martínez-Almeida presentaba una nueva normativa para las VUT y el hospedaje oficialmente rotulado “para la protección y mejora del uso residencial”, y oficiosamente conocido como Plan Reside. Cuesta creerlo, pero no es ni una cosa ni la otra. Sospecho que el problema de las VUT ilegales le ha estallado al gobierno municipal y el escandaloso dato que comentaba unos párrafos arriba no podía obviarse sin más. Cualquiera diría que un buen refuerzo de la vigilancia y el control de la legalidad urbanística era más que suficiente para abordarlo. Pero, o bien por incapacidad o bien por desinterés, la solución ha sido hacer una nueva normativa que, en términos generales, no restringe más la implantación del uso de hospedaje, sino que lo ordena de otra forma.
Cierto es que se prohíben las VUT en todo el casco histórico y fuerza a todas las de fuera de este a tener acceso independiente, pero hay un coladero gravísimo en esta futura normativa: no prohíbe los cambios de uso de edificios residenciales completos a pisos turísticos u hoteles. Es decir, incluso facilita el seguir transformando bloques completos. Un capricho muy demandado por grandes fondos de inversión.
Es contradictorio y hasta insultante que mientras se hable de ampliar el parque de viviendas, se esté poniendo la alfombra roja a perderlas por otro lado. Desde el Grupo Municipal Socialista venimos trabajando en una normativa que prohíba todo cambio de uso residencial. ¿Y dónde se puede implantar el hospedaje? En edificios que sean actualmente terciarios. Solo ahí y si la zona no está demasiado saturada, porque también hay que valorar la sobrepresión que dicha actividad arroja contra los servicios públicos.
Es hora de ser coherentes y valientes para abordar el siguiente paso: el blindaje del uso residencial como un bien preciado que es. Y, por cierto, podremos hacer diez normativas nuevas, que si no hay preocupación ni capacidad para hacerlas cumplir, de nada servirá.