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Trump s ser para tanto


Actualizado

Donald Trump lleva tres meses transformndolo todo: el tamao y las funciones del Estado norteamericano, las alianzas militares que sostuvieron durante dcadas el orden internacional, la economa y el comercio del planeta entero. Tambin lleva tres meses obligando a recalibrar la teora segn la cual su nueva etapa de gobierno no iba a suponer la catstrofe que muchos auguraban. Que no iba a ser para tanto. Una teora que lleg a estar muy extendida y que va sufriendo modificaciones con cada nuevo episodio del show que se ha instalado en la Casa Blanca.

Podemos dar ya por descartada la versin inicial del noseraparatantismo, esa que sostena que la fiebre arancelaria de Trump era solo demagogia electoral. Quiz debamos dar por descartada tambin la siguiente versin de la teora, esa que argumentaba que los aranceles eran una mera herramienta negociadora. Las informaciones de estos das indican que no, que el presidente y su equipo realmente desean transformar el comercio global a travs del proteccionismo.

Inasequible al desaliento, la vieja teora ha adoptado dos nuevas formas. Ambas apuntan que, en algn momento, los efectos negativos de la poltica arancelaria sern tan evidentes que obligarn a Trump a corregir el rumbo; ambas otorgan, adems, un papel importante en esta correccin a las llamadas de individuos poderosos. La primera versin sera la que podramos llamar la opcin Liz Truss: el caos en los mercados alcanzara pronto tal magnitud que el presidente tendra que enmendar su plan casi desde el inicio. La segunda versin sera la opcin Zapatero: la economa se va deteriorando durante un par de aos, las perspectivas electorales de su partido se van a pique y las presiones arrecian hasta que, finalmente, Trump se ve abocado a una humillante rectificacin.

La pregunta es por qu estas nuevas versiones del no ser para tanto iban a acertar donde las anteriores fallaron. Porque quiz un problema que subyace a todas ellas es pensar que la verdadera naturaleza del presidente norteamericano es la del Trump empresario y no la del Trump demagogo, el Trump estrella de reality, el que realmente cree en lo que est haciendo y, adems, disfruta de la atencin y el poder que le otorga haber puesto en marcha un plan como el de los aranceles.

Luego est la pregunta de quines seran esas personas que pueden convencerle para que cambie sus polticas. Conviene recordar que la adhesin de los lderes de las grandes tecnolgicas al trumpismo se produjo cuando su victoria electoral estaba a punto de consumarse; hasta Musk empez apoyando en las primarias a Ron DeSantis. Trump puede vanagloriarse del apoyo de esa lite, pero sabe que no le debe su poder a los Bezos, Zuckerberg etc., sino al proyecto ideolgico del mundo MAGA. Ese proyecto que se manifiesta, en buena medida, en la poltica arancelaria.

Al final, quiz las distintas versiones del no ser para tanto dicen ms sobre quienes las sostienen que sobre el individuo o el proyecto a los que supuestamente analizan. Del mismo modo que nos cuesta mucho imaginar una Europa sin el paraguas de la OTAN, no logramos imaginar una economa global en la que el papel de EEUU haya cambiado radicalmente. Pensamos que lo peor no puede ser cierto porque an no sabemos qu haramos si realmente lo fuera.





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