Sumar desprecia el ataque de Pablo Iglesias: “Podemos no tiene ni sedes, es un partido ficticio”
Los restos de lo que fue Podemos siguen transitando con disputa y alboroto y gresca por la poltica espaola. El fenmeno que sorprendi al mundo tras su xito electoral por la crisis financiera anda fragmentado en mil pedazos, cada uno de los cuales es imprescindible para poder revalidar el Gobierno de coalicin de Pedro Snchez. Fiel a una de sus tesis ms queridas -lo personal es poltico- el ex carismtico lder de aquel partido, Pablo Iglesias, se resiste a vivir en el anonimato. Reconvertido en empresario de comunicacin, periodista crtico, escritor y hostelero, Iglesias mantiene un grupo de discpulos al mando de Podemos y una burbuja en las redes sociales que le permite seguir siendo l. Su potencia de tiro es evidente. Esta pasada semana ha surtido a los medios de noticia diaria. Su pareja y madre de sus hijos, Irene Montero, ha anunciado que ser la candidata a las elecciones generales pasando de Sumar, ha sacado un libro donde saborea el amargo sabor de la venganza contra todos y todas, y ha protagonizado la Asamblea Ciudadana de Podemos, partido tericamente liderado por dos mujeres, pero realmente dirigido por l mismo.
Frente a este macizo de la raza, se extiende un fenmeno disperso y deshilachado, desperdigado en unos cuantos partidos de mbito regional que se unieron en las ltimas elecciones generales en torno al liderazgo de Yolanda Daz, la vicepresidenta segunda del Gobierno. Iglesias la ha convertido en su diana principal debido a que l la encumbr al puesto y despus se sinti traicionado por ella. Lo personal es poltico.
A Yolanda Daz se vuelven todas las miradas cuando sale a la luz pblica el secreto sobre su futuro que ella quiere guardar bajo llave en su ministerio. El da que Iglesias y Montero le dijeron que se fuera al PSOE porque ella en la izquierda del PSOE no pinta nada, le fueron a preguntar qu opinaba sobre el particular. Ella contest distante. Como si no fuera con ella. No pienso decir nada, nunca insultar a nadie, no es mi estilo, yo no soy as, soy distinta, no me gusta la poltica de partido, no quiero saber nada de la metapoltica, lo nico que me interesa es mejorar la vida de la gente desde el Ministerio en el que hacemos cosas muy importantes. Daz no quiere ser la lder orgnica de Sumar, a pesar de que lidera a los ministros de Sumar. No lidera nada, los ministros de Sumar van cada uno a lo suyo, a buscarse el futuro y a ayudar a las formaciones de las que provienen. Sumar no existe, y de eso se aprovechan Iglesias y Montero. El equvoco que mantiene Yolanda Daz deja a Sumar en la irrelevancia, sealan fuentes de lo que en su da se llamaron las confluencias.
Iglesias y la “confusin”
La ministra de Sanidad, Mnica Garca, no quiso dejar pasar las impertinencias de Iglesias y Montero. Estamos hartos de lecciones, ya le dije en 2021 que la poltica no era una pelcula de Netflix, y ahora le digo que no es una piscina de bolas. Hay que recordar que la lder de Ms Madrid rechaz pblicamente la testosterona de Iglesias cuando ste le propuso ir en coalicin a las elecciones en la Comunidad de Madrid. Y le gan el pulso en las urnas.
Era necesaria la bofetada de Mnica Garca. Iglesias est centrado en su venganza personal, pero Podemos carece de implantacin regional y local, es un partido ficticio. Se mueve en las redes. No tiene sedes, aseguran fuentes de lo que fue Sumar. Los partidos de este espacio, explican las mismas fuentes, se mantienen firmes en las autonomas –Comproms, Ms Madrid, los Comunes, IU en Andaluca-, por lo que cuando se acerquen las elecciones se podrn activar de nuevo en una coalicin. Hablar ahora de elecciones generales es absurdo, una maniobra de distraccin de Iglesias para introducir confusin, coinciden todos los interlocutores de Sumar.
El agujero negro de lo que se llam Sumar no est en las bases, sino en la cabeza. Yolanda Daz no quiere ser la lder de un partido y menosprecia por completo la vida orgnica, a pesar de que la poltica se ejerce a travs de los partidos, segn el principio constitucional. Quiere la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo volver a ser nmero uno en las prximas generales? Es una pregunta a la que tampoco quiere responder. Prefiere el papel de gobernante que de dirigente de partido. En su da, impuls desde su alta responsabilidad institucional la creacin de un liderazgo y de un proyecto poltico mayoritario que pretenda superar la dinmica de los partidos.
No tuvo el xito que ella esperaba. Aunque sus resultados permitieron la continuidad del Gobierno de coalicin. Ahora, las fuentes consultadas del llamado espacio confederal expresan muy serias dudas sobre la posibilidad de que pueda encabezar la lista a las generales. Est muy dbil, ya no es lo que era, aunque ella parece no darse cuenta de cul es su realidad. Carece de apoyos, seala un sector que perteneci a Sumar.
Junts torpedea al Gobierno
Junts lo ha vuelto a hacer. Esta vez con el decreto del Gobierno para hacer frente a la guerra de los aranceles de Trump. El diputado Josep Mara Cruset presumi, orgulloso, de que el Gobierno de Snchez haba aceptado conceder a Catalua el 25% de las ayudas totales para paliar los prejuicios de la medida anunciada por Trump. El Gobierno se apresur a decir que las ayudas no son a los territorios, sino a las empresas afectadas. Pero la salida de Junts entorpeci de forma grave las negociaciones del ministro Cuerpo con Juan Bravo, el portavoz econmico del PP, que puso el grito en el cielo.
No es la primera vez que Junts vende concesiones del Gobierno o acuerdos que no se ajustan a la realidad, por lo que el Grupo Socialista del Congreso manifiesta en privado su hartazgo de la forma de hacer poltica de Nogueras y Puigdemont. A pesar de lo cual, en pblico, ni los ministros ni los dirigentes socialistas se atreven a criticar a Junts. Tiran por la calle de enmedio y culpan al PP de la falta de acuerdos.