Puigdemont ya es visto como un problema por sectores de Junts ante la incgnita de su regreso
Hace dos semanas, horas despus de que se anunciara el fallecimiento de Llus Prenafeta a los 86 aos -mano derecha de Jordi Pujol, bon vivant, lector de Leopardi y Maquiavelo, cerebro del llamado “sector negocios” de CiU-, Artur Mas y Xavier Trias, dos de los dirigentes que hundieron el legado poltico del pujolismo impulsando el procs, almorzaron en un restaurante de Barcelona con sus respectivas esposas. Un encuentro que se enmarca en la buena relacin personal que mantienen el ex presidente de la Generalitat y el ex alcalde de Barcelona. Miembros destacados de una “vieja guardia” convergente en la que crece la preocupacin por la incapacidad de Junts de recuperar el espacio central del nacionalismo y de volver a ser un partido “til”.
Aunque nadie cuestiona todava en pblico a Carles Puigdemont, crece en los sectores del espacio neconvergente ms vinculados al mundo empresarial el malestar por un modelo de “hiperliderazgo” que, si bien es les permiti ganar la batalla con ERC en las ltimas catalanas, no est logrando erigir a Junts en la “casa grande” del nacionalismo, ni liderar la oposicin a Salvador Illa.
Estas voces crticas sealan que la presencia de Puigdemont en Waterloo impide que Junts se reconstruya como partido, al no poder regresar a Espaa por no haberse beneficiado todava de la amnista y que sea desde all donde toma de manera arbitraria las principales decisiones. Un obstculo para pasar de ser un movimiento de apoyo a Puigdemont, a ser la “Convergncia del siglo XXI”.
Antes de las ltimas generales, cuando todos los sondeos anunciaban el fin de Snchez y la llegada de Nez Feijo a la Moncloa, la vieja guardia convergente ser reuni para preparar el nuevo escenario, dando por hecho la salida de Puigdemont y la eleccin de un lder que permitiera el entendimiento con el PP. No obstante, los siete diputados que obtuvo Junts en aquellas elecciones, siendo la llave de la reeleccin de Snchez, salvaron el cuello de Puigdemont.
Actualmente, las diferentes cesiones que el Gobierno de Snchez ha ido entregando a Puigdemont para conservar su apoyo en Madrid -como la gestin de la inmigracin para Catalua o la presencia de los Mossos en las fronteras- estn reportando efmeros rditos mediticos a Junts. Insuficientes para contentar a sus bases. “Nuestros simpatizantes no perciben mucho beneficio en esta estrategia”, admite un dirigente, que seala la paradoja de que todos estos “logros” acaban reforzando la presidencia del socialista Illa, quien, al fin y al cabo, es el que los gestiona como presidente de la Generalitat.
Asimismo, los ltimos sondeos constatan la existencia de un flujo constante de votos que pasan de Junts a Aliana Catalana, el partido ultranacionalista que lidera Silvia Orriols. El Centro de Estudios de Opinin (CEO) seala que casi un 10% de los votantes de Junts en las pasadas autonmicas lo hara ahora por Aliana, lo que le permitira pasar de los actuales dos diputados a diez. Mientras que Junts pasara de 35 a 27. El desacomplejado discurso hispanfobo y anti inmigracin de Orriols, apelando a la defensa de una identidad catalana que estara en peligro de extincin -un discurso transversal en los ultras europeos-, est conectando con amplios sectores del nacionalismo cataln que ya asumen el engao del procs y rechazan cualquier pacto con Snchez. Mientras que el votante ms moderado del nacionalismo, nostlgico del pragmatismo de los gobiernos de la Generalitat anteriores al inicio del procs, ha encontrado en el neopujolismo de Illa un cmodo refugio.
La principal preocupacin de los dirigentes nacionalistas cercanos a la familia Pujol, entre los que estn Mas, Trias, David Mad y Jaume Gir, es que consideran que Puigdemont vincula a Junts a la “vieja etapa” del procs, con un discurso excesivamente beligerante. Un obstculo en el nuevo escenario de la poltica espaola y catalana. La voluntad de estos sectores, en conexin con la patronal catalana, es que el partido recupere el discurso “pragmtico” de la antigua CiU, que sea el vehculo que aglutine el centro derecha cataln y adapte el pujolismo al siglo XXI para poder entrar en las instituciones y recuperar poder.
Ante la posibilidad de que Illa gobierne la Generalitat varios mandatos, estas corrientes en Junts consideran que es imprescindible que el partido tenga una poltica de pactos, seria y responsable. Ms centrada en economa, seguridad, vivienda que en la lucha identitaria y una independencia que consideran ya imposible, para que se presente ante los catalanes como “un partido de gobierno”. Al mismo tiempo, abogan por no atar su suerte a la Snchez y mejorar la interlocucin existente con el PP.
Los sectores que abogan por un cambio son conscientes de que este es inviable mientras no se resuelva la amnista y Puigdemont pueda regresar a Catalua. De ah que tanto la guardia pretoriana del fugado como los dirigentes menos favorables a su gestin estn muy pendientes de los prximos movimientos del Constitucional y de la posibilidad, expresada por su presidente, Cndido Conde-Pumpido, de que el tribunal le aplique la amnista al fugado de Waterloo. Ya en Catalua y sin el victimismo del exilio como proteccin, el relevo de Puigdemont ser ms factible.
Una relacin difcil desde el inicio
La relacin entre Puigdemont y los sectores ms vinculados a la burguesa barcelonesa ha estado marcada por la distancia y desconfianza.
MUNICIPALES de 2023. El primer intento de buscar una alternativa a Puigdemont fue la candidatura de Xavier Trias a la alcalda de Barcelona.
GENERALES de 2023. Jaume Gir intento disputar la candidatura de Miriam Nogueras (de confianza de Puigdemont)a las generales. Fracas.
RELEVO en 2023. Si ganaba las generales Feijo, como apuntaban los sondeos, la vieja guardia pujolista tena decidido apartar a Puigdemont de Junts.