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Plan un día especial en Madrid: comida en un jardín, café en Olavide y para terminar, una fiesta | Noticias de Madrid


Elegir dónde celebrar un día especial en Madrid puede ser complicado. Hay muchas expectativas: buena comida, un ambiente agradable y precios asequibles. Nadie quiere largas colas o preocuparse de que a alguien no le guste el lugar. Sin embargo, a veces, lo mejor es dejar esas preocupaciones a un lado para dedicarse, simplemente, a disfrutar. Por eso, Madrid te enreda recomienda empezar con una comida en el jardín de Tragaluz, continuar con un café o matcha en Cafeteando y cerrar el día con una copa en Macera.

El mejor café de Chamberí

Cafeteando (situado en la plaza de Olavide, 10) nace de la conexión entre el café de especialidad y la comunidad. “Te das cuenta de que, para quienes cultivan café, cada grano cuenta, cada taza tiene una historia”, explica su dueño, Hugo Hernández, quien encontró inspiración en los cafetales de Honduras y Sudamérica. Con esta filosofía, el local en Chamberí busca ser algo más que una cafetería: un lugar donde el café no es solo producto, sino cultura.

El espacio, concebido como una cocina abierta, ofrece una amplia selección de cafés y tés que pueden disfrutarse en el local o llevarse. “La idea es que Cafeteando sea un lugar donde se viene a conversar, a compartir, a descubrir el mundo del café”, añaden. A través de colaboraciones con tostadores locales y productores cercanos, la propuesta se enfoca en la calidad y la proximidad.

Organizan lo que llaman “experiencias cafeteando”, que son encuentros pensados para reforzar ese sentimiento de comunidad que quiere cultivar Hernández: desde degustaciones de bebidas hasta visitas a tostadores o encuentros gastronómicos. Además, tienen en la entrada del local una “pizarra democrática”, un lienzo en blanco donde cada día hay una pregunta diferente para que sus clientes resuelvan. “Nos encanta porque es una forma de romper el hielo e iniciar siempre alguna conversación”, asegura Hernández.

Para quienes visitan Cafeteando, la experiencia no termina en el local: la cercana plaza de Olavide, con su ambiente tranquilo y familiar, es un lugar ideal para disfrutar del café mientras se observa la vida cotidiana del barrio. El ticket medio oscila entre cuatro y 10 euros, dependiendo de si se opta solo por la bebida o se elige algo de su repostería casera.

Comida en un jardín de ensueño

El jardín de Tragaluz, en plena milla de oro, en una imagen cedida.

Tragaluz (en la calle de Gil de Santivañes, 6) es el lugar ideal para disfrutar de una comida en un jardín sin preocuparse por el frío o la lluvia. “Queríamos un lugar donde la luz natural y la vegetación se integraran en el ambiente”, explica el equipo detrás del proyecto. El diseño, realizado por Eduardo Arruga, del Estudio Lucca, incluye un gran tragaluz que inunda de luz natural el espacio, mesas rodeadas de vegetación que invitan a relajarse al aire libre y un ambiente que mezcla lo interior y lo exterior.

El bar interior funciona como un espacio acogedor, con muebles rescatados y una barra donde se puede tomar tanto un aperitivo como un cóctel. “Nos gusta pensar en este rincón como una casa abierta al barrio, un lugar para todos los momentos del día”, añade su equipo. Además, el bar ofrece un ambiente más íntimo para cenar y música de DJ desde las 21.00, de miércoles a sábado.

En el lugar se recomiendan platos como los pappardelle al ragú de rabo de vaca o la lubina con puré de espárragos blancos y hoja de ostra. También destacan los maccheroncini con hinojo, tomate semiseco, burrata y limón. Las verduras asadas o los tomatitos de san Marzano con berenjena asada y pesto de pipas son buenas opciones para quienes buscan algo ligero. El ticket medio son 50 euros.

Una buena fiesta

Nuevo local de Macera en Trafalgar, en una foto cedida.

Macera (en la calle de Trafalgar, 15) es una alternativa ideal para quienes buscan un ambiente más animado que un bar, pero sin entrar en el ritmo frenético de una discoteca. Vamos, que es perfecto para una tarde entre semana o un plan que termina siendo menos tranquilo de lo esperado. “Queríamos ofrecer un producto de calidad sin que la gente temiera no llegar a fin de mes por salir una noche de copas”, comenta Daniel Montañez, cofundador del local.

El concepto nació hace 20 años con la idea de hacer frente a la exclusividad del sector y apostar por lo artesanal y lo accesible. En Macera, la propuesta se basa en la calidad y la sencillez. “Por lo demás, somos un bar perfectamente normal: buenos tragos, buena música y gente maja a ambos lados de la barra”, agrega Montañez. Su reciente incorporación, el New Bodega System, elimina las botellas detrás de la barra, permitiendo servir tanto sus destilados como cócteles de autor directos a la copa. Para quienes visitan Macera, el plan puede incluir un paseo por la plaza de Olavide, una parada en La Gildería para picar algo, y finalizar con una copa en Macera Trafalgar. “Nuestros destilados y cócteles no los encontrarás en ningún otro sitio”, promete Montañez. El ticket medio son nueve euros.





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