Ms fiel a Daz y Bildu que a Europa


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Una de las ventajas de que Espaa forme parte de la Unin Europea y de vivir en un mundo globalizado, el polo opuesto a esa autarqua ca, autorreferencial y econmicamente insostenible por la que suspira Vox (y que tan bien le ira a Snchez), es que las grandes mentiras domsticas acaban derrumbndose cuando la realidad internacional no da ms margen para el embuste. Cuando se anuncia que la commedia finita.

As lo descubri de manera brutal Zapatero el 12 de mayo de 2010. Obama le orden por telfono que se dejara de movimientos estriles de ceja y tomara de inmediato las medidas necesarias para rebajar el dficit pblico, despus de haber desodo los consejos de Merkel y Sarkozy. Apenas unas horas tard el socialista en pasar de rebelde ingenuo a obediente monaguillo, cambiando a todo meter la Constitucin para ajustarse a las exigencias de Washington y Berln.

Anclado demasiado tiempo en la negacin propagandstica de la crisis econmica, la mentira de Zapatero se derrumb en un instante, aquella primavera de nuestro descontento, de una manera muy parecida a como lo hizo ayer en el Congreso la impostura del socialista respecto a la ayuda militar a Ucrania y su cacareado papel de estadista europeo frente a la amenaza rusa. Una gran farsa.

Biden nunca le incorpor a sus reuniones con los lderes europeos para definir e implementar una estrategia conjunta, porque ni se fiaba de l -debido a los lazos con Venezuela y sus tics antinorteamericanos- ni de un gobierno espaol con notable presencia putineja (Iglesias, Garzn, Montero, Belarra, Rego…). Con Snchez, adems, Espaa ha seguido siendo uno de los pases que ms gas ruso compra y de los que menos ayuda militar envan a su amigo Zelenski.

La decisin de la vicepresidenta Daz de votar junto al BNG, Podemos, Bildu y ERC en contra del plan que busca transformar a Europa en una superpotencia tecnolgica y militar desnuda, pues, aquello que el PSOE ha tratado de disimular desde el inicio de la criminal invasin rusa: la continuidad de Snchez como presidente est en manos de formaciones polticas de extrema izquierda que, por razones ideolgicas y tal vez ms mundanas, simpatizan o estn perfectamente alineadas con el rgimen neocomunista de Mosc. Como tambin lo estn ahora, en un mnage de autoritarismos, con Trump y sus lunticos de la Casa Blanca, con quienes coinciden en su desprecio por la suerte del pueblo ucraniano y en su voluntad de acabar con la OTAN.

La coalicin de gobierno espaola es, por tanto, una anomala entre los ejecutivos europeos por su dependencia de afines a Mosc, junto a la Hungra de Orban y la Eslovaquia de Fico.

Difcilmente poda Snchez haber seguido ocultando a sus socios de la UE esta realidad ante la estrategia de rearme que exige Bruselas. La decisin de Daz de evidenciar en la votacin del Congreso la ausencia de una mayora de izquierdas dispuesta a asumir y aplicar la nueva poltica de Defensa solo ha precipitado lo evidente, obligando a Snchez a escoger entre su supervivencia personal o el bien comn.

Pero a diferencia de como actu Zapatero en 2010, resignndose con cierta dignidad a acatar la exigencia e los lderes internacionales, Snchez hace todo lo contrario para seguir en Moncloa: aparta a Espaa de la nueva centralidad europea y se alinea con las extremas izquierda y derecha que abogan por una UE desarmada, dbil, cautiva y expuesta al dominio de tiranas como Rusia y China, y de la hostil administracin trumpista.





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