Montero busca ahora la complicidad de Susana Daz ante el fiasco para reflotar el PSOE andaluz


AVE Madrid-Sevilla. Dos mujeres se encuentran en el tren que parte de Atocha en direccin a la estacin de Santa Justa de la capital andaluza. Una es rubia, 50 aos, la otra morena, 59 recin cumplidos. Se saludan efusivamente y se ponen a charlar. No pararn en todo el viaje.

La escena es real y sucedi hace algunas semanas. Las protagonistas, dos viejas conocidas: Susana Daz, ex presidenta de la Junta y ex secretaria general del PSOE andaluz, y Mara Jess Montero, vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y, adems, secretaria general del PSOE andaluz.

El encuentro en el AVE y la larga charla camino de Sevilla de Daz y Montero no fue el primero ni fue una excepcin y retrata, sin necesidad de mucho ms, hasta qu punto la antigua lder del socialismo andaluz cuenta (y mucho) en el nuevo PSOE-A salido del congreso regional que celebr la federacin a finales del pasado mes de febrero en Armilla (Granada). Porque la relacin entre ambas, que en lo personal siempre ha sido buena (coincidieron en varios gobiernos autonmicos), es ahora tambin una relacin poltica en la que Montero se apoya en su antecesora para intentar alcanzar el objetivo que se marc tras postularse para la Secretara General del PSOE-A: resucitar a un partido que estaba moribundo en lo electoral y paralizado y dividido en lo orgnico, remontar unos resultados electorales desastrosos y revitalizar a una militancia sumida en la desilusin y la apata, con facciones abiertamente enfrentadas.

El primer objetivo est lejos de haberse logrado a tenor de las encuestas que se han conocido en los ltimos meses. La ltima, la del Centro de Estudios Andaluces (Centra) -dependiente de la Junta de Andaluca- vaticinaba para el PSOE andaluz unos resultados electorales peores incluso que los que logr Juan Espadas en los ltimos comicios, hasta el punto de que podra hundirse hasta los 25 diputados frente a los 30 que tiene actualmente.

Pero es que en marzo, EL MUNDO public otra encuesta, de Sigma Dos, que ya apuntaba a que el PSOE-A, en el mejor de los casos, solo aspira a repetir los resultados de las elecciones de junio de 2022.

Consciente de las dificultades de la tarea que Pedro Snchez le haba encomendado, Montero tuvo claro desde el primer momento que la divisin en el PSOE andaluz era un lastre que no poda permitirse y el Congreso Regional de Armilla ya estuvo lleno de gestos hacia el susanismo –el grupo de fieles a Susana Daz condenado con Espadas al ostracismo-, empezando por su inclusin en los rganos de direccin. Dos meses despus del cnclave en el que fue coronada, la integracin de los susanistas est ms que consolidada, hasta el punto de que no solo cuentan en los foros donde se toman las decisiones a todos los niveles, sino que Susana Daz, adems, se ha convertido en uno de los grandes apoyos de la nueva lder del socialismo andaluz.

Fuentes socialistas confirman a EL MUNDO que los contactos entre las dos son mucho ms que frecuentes y que las charlas de ms de dos horas en el AVE que une Madrid con la capital andaluza se han convertido en una estampa habitual que ambas aprovechan para intercambiar puntos de vista sobre la situacin poltica y orgnica del partido.

Ya se vio en Armilla, donde, cuentan desde el entorno de Daz, Montero no solo llam a la ex presidenta de la Junta a la hora de disear la ejecutiva, sino que le dio libertad casi total para decidir quines se integraban en la cpula de la formacin por parte de su familia.

Las consultas y la comunicacin es fluida y en las dos direcciones porque, aaden las fuentes consultadas, puesto que Daz habla asimismo peridicamente con Montero y con su ncleo duro en la direccin regional. Especialmente, con el secretario de Organizacin, Francisco Rodrguez, al que le consulta temas “sensibles” que ella tiene que abordar en su faceta de comentaristas televisiva. Eso es algo que ya haca Daz antes, pero en lugar de con la direccin del PSOE-A lo haca con la direccin federal, con el responsable de Organizacin, Santos Cerdn, o con su adjunto, el jiennense Juanfran Serrano, puesto que con el equipo de Espadas la relacin era prcticamente nula.

A todo esto, aquellos a quienes Daz seal entre sus leales para incorporarse el equipo liderado por Montero en Andaluca coinciden en que su papel y su responsabilidad los ejercen plenamente y en perfecta sintona con la secretaria general y el resto de su cpula.

Los aos en los que los susanistas no solo no contaban, sino que eran directamente marginados, dicen estas fuentes, “han pasado”. “Estamos ah”, resume una veterana partidaria de Susana Daz.

En la ejecutiva regional, la sensacin es la misma. “Se est cumpliendo todo lo que se haba hablado y la relacin es muy buena”, subrayan.

Puede parecer anecdtico, pero el homenaje que esta misma semana recibi Daz por parte del PSOE de Torremolinos -el premio Victoria Kent- es otra evidencia de cmo Daz y los suyos estn integrados con Montero y tienen un peso especfico en el partido. En Mlaga, donde la anterior direccin presion a los alcaldes para que no contasen con la ex presidenta en las ltimas elecciones municipales, ahora se le entregan distinciones.

Daz ha recuperado estatus e influencia en Andaluca de la mano de Montero, pero la situacin es bien distinta en el Senado, donde su jefe sigue siendo Juan Espadas. En la Cmara Alta, explican desde el entorno de la senadora, contina “castigada” en el rincn, aunque en el susanismo se confa en que, tambin all, Daz sea redimida con el tiempo y, sobre todo, cuando el actual portavoz socialista sea relevado, algo que confan en que suceda ms pronto que tarde.





Source link