Marco Polo en la corte de Xi


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Uno de los episodios que Gregorio Morn revel en su descomunal historia del PCE es el viaje que Santiago Carrillo y otros dirigentes del partido hicieron a China en 1971. Andaba el camarada secretario general reorientando el PCE hacia posiciones menos dependientes de la URSS y se le ocurri que visitar al enemigo acrrimo de Mosc era buena idea. Cuenta Morn que el objetivo del viaje era el viaje en s, y que ni Carrillo ni sus acompaantes se enteraron realmente de lo que estaba pasando en China en plena Revolucin Cultural. El pueblo se alimenta muy bien, fue lo mximo que atin a decir Carrillo a su regreso a Europa.

Pedro Snchez ha hecho esta semana su propio viaje simblico a China. No es que nuestro presidente quiera emular a Carrillo, pero como entonces, ahora la noticia era el viaje en s y no su contenido, y el objetivo declarado pasaba por ser menos dependiente de Estados Unidos tras la detonacin arancelaria de Trump.

La comparecencia de Snchez del viernes dej una extraa sensacin de qu estamos haciendo aqu. Como si de un Marco Polo 2.0 se tratase, el Gobierno profetiza que el viaje traer un man chino en forma de inversiones empresariales inesperadas en nuestro pas y no ser yo quien lo ponga en duda. Pero de momento lo que se ha visto es un tour asitico de chocante inoportunidad y sorprendentes mensajes. Puede el camarada secretario general del PSOE enfundarse en el traje de campen del libre comercio y el entendimiento entre pases, claro que s, no estamos aqu precisamente a favor del proteccionismo y los aranceles. Pero hacerlo en Vietnam y China tiene su cosa.

La influencia de EEUU no es perfecta, pero vino acompaada de democracia, hamburguesas y ‘rock and roll’, y ah fuimos felices

El historiador Frank Diktter, autor de una triloga de referencia sobre la China comunista, explicaba en las pginas de La Lectura el viernes la incomprensin occidental hacia Pekn. Donde nosotros vemos fervorosos trabajadores que se han puesto al da y consumen capitalismo a paladas, Diktter nos habla de una sociedad en la que el silencio y el cinismo son lo que predomina. Y donde Snchez ve en Xi Jinping un socio imprescindible, Diktter nos recuerda que los lderes chinos consideran que la democracia es una farsa.

Si el escepticismo hacia el sistema liberal avanza ya en Occidente a lomos de la polarizacin, las crisis econmicas y el descrdito institucional, echarse en los brazos de China puede tener consecuencias letales. Pekn exporta capitalismo autoritario y su principal aliado es Putin. Conviene recordarlo. La influencia de EEUU no es perfecta, qu duda cabe, pero vino acompaada de democracia, hamburguesas y rock and roll, y ah fuimos felices.

Ha insistido Snchez en vestir su viaje de una normalidad de la que careca. Va de suyo recordar que Espaa tiene una relacin de varias dcadas con China. Ah estn para recordarlo los osos panda del zoo que Deng Xiaoping regal a Juan Carlos y Sofa (hay un vdeo en YouTube con una crnica de su llegada que es un documento fascinante). Pero plantear la relacin con Pekn como alternativa a Washington son palabras mayores.

El ministro Albares lleg a hablar en el viaje de dejar huella profunda en Asia. Es indiscutible que al sanchismo le va la marcha. Habra que poner cuidado, no obstante, en que no sea Xi el que deje la suya sobre nuestras cabezas. Y recordar de paso que lo del PCE de Carrillo sali mal y que el Marco Polo original termin estando ms de una dcada al servicio de Kublai Kan.





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