Customize Consent Preferences

We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.

The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ... 

Always Active

Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.

No cookies to display.

Los vecinos no logran parar el desahucio de Alam y sus tres hijos menores en Bravo Murillo | Noticias de Madrid


Este lunes, alrededor de las diez de la mañana, un grupo de unos 20 agentes, entre policía municipal y nacional, han logrado ejecutar el desahucio de Alam y su familia, casado y con tres hijos de 6, 8 y 11 años. Unos 40 vecinos y militantes de la Organización por la vivienda de Tetuán han tratado de impedir el lanzamiento agolpándose frente a la puerta del portal desde antes de que saliera el sol, pero la policía ha acordonado la calle y, finalmente, ha logrado tumbar la puerta del domicilio de Alam, en la calle Bravo Murillo, 207, en el distrito de Tetuán. Junto a Alan han sido desalojados los activistas que ha pasado la noche con él en el piso “al grito de Tetuán no se vende, Tetuán se defiende”. Una hora después, sus muebles estaban en la calle.

Carteles de apoyo de los vecinos contra el desahucio de la calle de Bravo Murillo, 207.
Carteles de apoyo de los vecinos contra el desahucio de la calle de Bravo Murillo, 207.Claudio Alvarez

La familia vivía ahí desde 2020, pero en 2022 la propiedad cambió de dueño. La nueva propietaria, residente en Suiza, compró el piso a la Sareb mediante subasta pública y decidió doblar el alquiler a la familia, de 700 a 1.300 euros. Cuando Alam alquiló aquel piso en 2020 a través de una agencia inmobiliaria, desconocía que se encontraba en una situación de ejecución hipotecaria. La parte ejecutante era la Sareb, el banco malo.

Alam, que trabaja en un almacén, está de baja laboral y, a pesar de intentar negociar un nuevo precio del alquiler, la casera se opuso. El juzgado ha considerado nulo el contrato que hasta entonces tenía la familia debido a que la vivienda estaba bajo la amenaza de una ejecución hipotecaria.

[Noticia en actualizaliación, habrá una ampliación en breve]



Source link