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Los narcos suben la presin en Cdiz: ataques a la juez de Barbate y a un jefe antidroga tras localizar sus casas


Actualizado

El ataque al coche de la jueza que envi a prisin a El Cabra y su banda por los asesinatos de los dos guardias civiles en el puerto de Barbate en febrero de 2024 es un punto y seguido a la situacin que viven los garantes de la ley -guardias civiles, policas, jueces y fiscales- en la costa de Cdiz y en el Campo de Gibraltar. El hecho tiene un plus de gravedad y simbolismo porque, al margen de los destrozos en el vehculo, la vandalizacin se cometi en la puerta de su casa, donde estaba aparcado. Es decir, los responsables del ataque saben dnde vive y este acto puede interpretarse como un aviso. En calidad de jueza sustituta, Mara Eulalia Chanfreut enfrent un hecho sin precedentes: la embestida mortal de una narcolancha a la zodiac del Instituto Armado que intentaba que abandonara la instalacin portuaria.

La Guardia Civil seal a El Cabra y a otros cinco hombres, ella los encarcel aunque meses ms tarde enmend el error y arrest a Karim El Baqqali, alias El Enfadao, como la persona que conduca la narcolancha. Chanfreut denunci ante la Guardia Civil la vandalizacin de su vehculo, aparcado en la puerta de su domicilio particular, el pasado 8 de marzo. Tena las cuatro ruedas pinchadas y pintura haba sido rociado con pintura tanto en el cap como en el techo y en los laterales, y el smbolo trasero de la marca del fabricante haba sido sustrado.

Otro suceso idntico ocurrido el pasado 19 de diciembre -y desconocido hasta ahora- da cuenta de la situacin de acoso y agresiones que sufren policas y guardias civiles por parte de las mafias de la droga. El coche de uno de los responsables de la Guardia Civil en la lucha contra el narcotrfico amaneci totalmente calcinado en la puerta de su vivienda. Al igual que en el caso de la magistrada, tambin se interpret como una advertencia.

Interior del coche del agente.

Interior del coche del agente.EL MUNDO

La mano de los clanes del narcotrfico no se queda en quienes los combaten sino que extiende la presin a sus familias as que muchos agentes optan por elegir otros destinos, con lo que sus puestos de trabajo son de paso y no consolidan. En los ltimos tiempos, el Campo de Gibraltar ha sido el escenario de vistosas persecuciones, alijos a pleno sol e incluso del asalto a un hospital para liberar a un traficante custodiado.

La sucesin de calificativos sobre la comarca de Espaa que hace huir a policas y a guardias civiles es demoledora. Las grandes familias de la droga se han hecho dueas de todo, estn cmodas e incluso poseen armas de guerra con la que protegen sus alijos cuando alcanzan la costa a plena luz del da. Con total impunidad. Los agentes y sus familias trabajan y viven bajo la presin constante del entorno que apoya u opera para los traficantes.

Muchos de los efectivos han optado por vivir en otras poblaciones alejadas de su lugar de trabajo para evitar represalias. Las agresiones a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad estn a la orden del da. Durante las intervenciones se graba a los agentes para exponer sus datos en las redes fomentando el acoso a sus familias. Tambin sucede con jueces y fiscales.

La Lnea de la Concepcin, Algeciras y Tarifa se han convertido en un castigo para policas y guardias civiles. Nadie quiere trabajar all. As lo demuestra que, aos tras aos, ms del 40% de la plantilla policial pide el traslado. El problema es que los agentes no terminan de arraigarse a una zona en la que contar con equipos consolidados es esencial para enfrentar con efectividad el tremendo problema que concentra y que el Ministerio del Interior sigue sin abordar, denuncian, de manera integral y contundente.

Policas y guardias civiles vuelven a exigir al ministro Fernando Grande-Marlaska la declaracin urgente del Campo de Gibraltar como Zona de Especial Singularidad (ZES) por la aspereza del destino. El Gobierno contina sin atender esta solicitud, casi clamor ya. Estas circunstancias retrotraen a quienes luchan contra la droga en la zona a septiembre de 2022. Interior decidi prescindir del Organismo de Coordinacin del Narcotrfico (OCON) Sur -integrado por 130 agentes especializados en la lucha contra el trfico de drogas y actividades ligadas a ella como el blanqueo de capitales, el crimen organizado y la corrupcin-, a pesar de haber pulverizado las estadsticas en detenciones e incautaciones de alijos desde su creacin. Era un grupo en comisin de servicio disponible las 24 horas y los siete das de la semana que, recuerda uno de los mandos del Campo de Gibraltar, mantuvo tan a raya al narcotrfico que las cosas cambiaron. Los clanes de la droga de la zona lo teman, le hacan vigilancias y cuando, contra todo pronstico, se desmantel celebraron su marcha.

Desde entonces, indica un guardia civil que integra un equipo contra el narcotrfico, hay un desgobierno palpable. Ya no hay control, las entradas de droga han subido. Ahora hay muchas peleas entre narcos, secuestros entre ellos.La situacin no deja de agravarse. La judicatura tambin reacciona ante el ataque a la jueza: Estos sucesos causan una profunda inquietud en la judicatura . Es fundamental que contemos con garantas personales y materiales que nos protejan.





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