Los estatutos del PSOE complican la salida de Lobato si no dimite antes del congreso de Madrid | Noticias de Madrid
Es algo así como el Manual de resistencia de Pedro Sánchez en versión Juan Lobato. Al apostar por seguir como secretario general del PSOE de Madrid, pese a las múltiples voces que reclaman su dimisión por registrar ante notario una conversación con un cargo de Moncloa sobre el caso que afecta a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, el portavoz regional de los socialistas pone a la dirección federal ante una disyuntiva. De un lado, la posibilidad de esperar al congreso regional de inicios de 2025, en el que la maquinaria de la organización podría movilizarse al completo para desbancarle e impedir su reelección en las votaciones del 11 de enero (primera vuelta) y el 18 (segunda). Del otro, aplicar los estatutos para provocar su salida, una opción complicada (las nuevas reglas del juego del PSOE no dibujan un camino fácil para ello) y traumática para una federación como la de Madrid, que tanto ha penado para cerrar las heridas abiertas por la decisión del secretario general, Pedro Sánchez, de descabalgar en 2015 al autonómico, Tomás Gómez, por los sobrecostes del tranvía de Parla, donde había sido alcalde entre 1999 y 2008.
Hasta el Congreso Federal de 2017, la caída de Lobato podría haber sido forzada por la dimisión de la mitad más uno de los miembros de su ejecutiva, lo que habría provocado inmediatamente la formación de una gestora. Sin embargo, en aquel cónclave, Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, reformó la normativa interna tras haber visto cómo sus rivales intentaban usarla en su contra en 2016, antes de que finalmente dimitiera.
¿Qué herramienta podría utilizarse entonces? Una fuente con conocimiento exacto de la estrategia de Lobato sostiene que ninguna. “No tienen palancas”, afirma. Sin embargo, un colaborador del líder del PSOE en Madrid afirma que podría llegar a disolverse la federación. Y los propios estatutos recogen otra posibilidad.
Se trata del artículo seis, sobre la revocación de la secretaría general. En él se detalla que el 50% de votos del comité federal, o del autonómico, podrá iniciar el proceso de revocación o censura de secretarios generales elegidos por primarias (como es el caso de Lobato). “Una vez acordada y en el plazo de un mes deberá ser aprobada por la militancia y la afiliación directa, en su caso, del ámbito territorial correspondiente en una consulta”, se detalla. De prosperar, se formaría una gestora.
A partir del 7 de diciembre, primarias de Madrid
Sin embargo, dados los largos tiempos de ejecución de esa previsión reglamentaria, no está claro qué ventaja tendría abrir un proceso traumático cuando su resolución coincidiría prácticamente con el calendario del congreso regional de febrero, en el que la maquinaria del PSOE podría trabajar para un relevo ordenado de Lobato.
Para esa cita se podrán presentar candidaturas a partir del 7 de diciembre. La primera votación sería el 11 de enero, la segunda el 18, y el congreso en febrero, según detallan en el PSOE de Madrid.
Tampoco espolea la toma de una decisión inmediata que el PSOE celebre este fin de semana su congreso, lo que implica que la actual dirección de Sánchez vive sus últimas horas en el cargo, pues durante el cónclave se procederá a su renovación formal. Otra cosa es que haya movimientos internos, en forma de dimisiones de cargos orgánicos, para intentar forzar la salida del secretario general. Una opción insinuada pero aún no realizada.
En el entretanto, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, ha considerado este martes que Lobato debe dar explicaciones “más sólidas” sobre por qué tomó decisiones “tan relevantes” como acudir a un notario, al tiempo que ha pedido que se convoque una comisión ejecutiva regional como “foro interno” para abordar lo sucedido.