Lobato no quiso ser búlgaro
Juan Lobato era un obstáculo imprevisto para que Sevilla se convirtiera este fin de semana en la capital provisional de Bulgaria. Ese obstáculo ya no existe y el PSOE podrá aislarse de sus molestos problemas de reputación para aclamar a su líder como en Sofía hacían con Todor Zhikov en los 60, cuando, si era menester, recibía más votos que delegados tenía el Partido Comunista. A diferencia de éste, el PSOE es una formación democrática, pero a amb
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