La paradoja de Vox: cmo estar mal cuando todo te va bien


Dice el refrn que donde no hay harina todo es mohna. Lo extrao de la actual mohna de Vox -cristalizada en la salida de su lder en Castilla y Len, Juan Garca-Gallardo– es que se produce cuando la derecha radical parece andar sobrada de harina. Las victorias en los ltimos aos de Meloni, Milei y Trump, as como la buena salud electoral de dirigentes y formaciones similares en Francia, Alemania, Austria, Pases Bajos, etc. indican que en todo Occidente se han producido cambios sociales y de opinin muy profundos; cambios que impulsan a la familia ideolgica en la que se ubica Vox. Hay un giro -en temas como la inmigracin, el feminismo o la relacin con las lites- que ha vuelto ms atractivos los planteamientos de las nuevas derechas, tanto ante sus potenciales votantes como ante aquellos partidos que podran pactar con ellos.

No se puede decir, por otra parte, que en Espaa la derecha radical se vea muy limitada por la tradicional. Es cierto que, en comunidades como la madrilea, la andaluza o la gallega, el PP ha logrado achicar el espacio de Vox. Pero tambin hay muchas experiencias de colaboracin y hasta de gobierno conjunto entre ambos partidos; y el episodio del decreto ‘mnibus’ record que, en el plano nacional, los ‘populares’ se exponen con frecuencia a crticas desde la propia derecha. Crticas que suelen fortalecer a los de Abascal.

Adems, Vox es un caso muy particular dentro de su familia ideolgica: se trata del nico partido de las nuevas derechas que debe su despegue electoral a una crisis separatista. Recordemos que la formacin de Abascal -fundada en 2013- fue irrelevante hasta la eclosin de la crisis catalana y la mocin de censura que llev a Snchez a la Moncloa… de la mano de los mismos que haban proclamado la independencia de Catalua. Esto fue el autntico motor del crecimiento de Vox; un motor al que la poltica de alianzas del PSOE ha seguido echando combustible. Es difcil que los votantes olviden lo ocurrido en 2017 mientras los socialistas gobiernen junto a los principales responsables de aquel episodio.

As, no cuesta entender por qu Vox va relativamente bien en las encuestas -la ltima publicada en este diario le daba nueve escaos ms de los que obtuvo en las generales de 2023-. La pregunta es por qu no va mucho mejor. Por qu, por ejemplo, parece descartada cualquier perspectiva de sorpasso al PP, cuando en otros pases la derecha radical ha sido capaz de mirar de t a t, e incluso de adelantar, al partido conservador tradicional.

La dimisin de Garca-Gallardo, junto a las de otros dirigentes destacados en los ltimos aos, apunta a una respuesta: la gestin de la vida interna del partido es psima. No sorprende que se produzcan conflictos en formaciones que crecen muy rpido y acaban reuniendo perfiles y corrientes distintos. S resulta llamativo que esas tensiones se salden tan a menudo con la salida de dirigentes que fueron muy relevantes. Si a esto se suman decisiones polmicas -como la salida de los gobiernos de coalicin con el PP y la integracin en el grupo europeo de Orban-, se va comprendiendo mejor la extraa situacin actual de Vox. Las grandes transformaciones importan, pero tambin lo hacen las decisiones y la habilidad -o falta de ella- de los dirigentes. El viento de cola no elimina la necesidad de un buen piloto.





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