La marcha de la locura no es descabellada
El 29 de julio de 2021 publiqu aqu Gobierno en la sombra, sobre los perversos mecanismos de promocin interna que haba establecido Snchez, precisamente porque su plan inclua la forja de un partido paralelo basado en el instinto de depredacin y desconfianza mutua entre cuadros y arribistas. Por alguna razn, su entonces esforzado meritorio y hoy actual jefe de Gabinete, Diego Rubio, se dio por aludido y colg un tuit de aspecto corts y sinuoso reproche. En honor a su trayectoria, en apenas cuatro lneas col tres gazapos y falacias que la filsofa italiana D’Agostini incluira en la categora de “mentira sin mentira”. As que el da 31 publiqu Las evidencias engaan. Cit a la Oficina Nacional de Prospectiva. Su director me lo haba puesto fcil.
De repente he recordado esto; supongo que porque Snchez no va a abandonar la senda que emprendi de pugna con las elctricas y exigir renovadas y sudorosas pruebas de entrega y servidumbre. Tambin porque nos inclinamos a pensar, con base en el mundo de ayer, que el empecinamiento le penalizar. La historiadora y periodista Barbara Tuchman expone en La marcha de la locura varios casos sonados, de Troya a Vietnam, en los que la cerrazn condujo al desastre y perdicin de lderes, soberanos o sociedades.
El oficialismo amasa la narrativa: sostiene que nuestra economa crece gracias a las renovables. Segn el oficialismo -que todava ronda al ciberataque-, se avecina una disputa posicional: “Las empresas del sector […] velan armas. Los grandes grupos energticos saben lo que viene y preparan el terreno. Sus nutridos departamentos de comunicacin, bregados en la polmica, empiezan a concretar sus estrategias. Como explican fuentes cercanas al Gobierno, las empresas energticas, cuya colaboracin para esclarecer la cada es esencial, tienen diferentes intereses. Cada cual tiene su sesgo, relacionado con su cuenta de resultados” [extracto de una crnica periodstica].
Snchez recupera el reclamo “poderes oscuros” -cuando lo cre ya cit a las energticas, entonces por el tributo impuesto-. Adems, el Gobierno insiste en solicitarles ms datos. Snchez desliza que las empresas los escamotean u ocultan y lanza una insinuacin a Feijo: o est con las compaas o con la gente. Por ltimo, Snchez abrochar su narrativa con el argumento de que la transicin verde exige aumentar la seguridad energtica debido a los “efectos del cambio climtico”; y la seguridad energtica es, como mostr el apagn, dir, seguridad nacional, o sea, Defensa. Total, que la mejora de la interconexin elctrica con Europa ha de computar para el rearme. Snchez proporcionar evidencias engaosas y confundir, sobre todo porque la base del argumento es falaz -la disputa entre el bien comn que l representa y la voracidad de las energticas- y porque tratar de ocultar las razones del apagn.
El guionista de La voz ms alta atribuye al creador de la Fox dos frases: “La audiencia no quiere estar informada sino sentirse informada” y “la gente escoge la verdad que quiere creer”. Probablemente, ficciones Moncloa las haya esculpido en el frontispicio de Presidencia. Los ms jvenes y los votantes de Vox creen mayoritariamente que el apagn lo provoc un ciberataque. Tambin es la opcin escogida por la mayora de electores socialistas, que, por otra parte, responsabilizan a las empresas energticas. Los encuestados que piden dimisiones quieren la cabeza de Corredor, que pende de la necesidad de Snchez para sostener su disputa. La obstinacin de Snchez no es descabellada. Tiene a los suyos lo suficientemente fanatizados como para sentirse informados evitando explicaciones complejas y verdades incmodas.