La Fiscalía de Madrid pide 15 años de prisión para un hombre de 81 años por matar a su esposa con un martillo | Madrid | España

La Fiscalía de Madrid ha pedido este miércoles 15 años de prisión para Eduardo G., un anciano señalado de matar a martillazos a su esposa de 81 años en junio de 2021. El hombre, diagnosticado con celopatía en 2017, ha declarado ante el juez: “Ella decidió tomar una forma de vida que no correspondía con mi forma de ver la vida”, en alusión a unas supuestas “actividades extramatrimoniales”, que, según él, mantenía con otro hombre. El 8,5% de las mujeres mayores de 65 años confiesa haber sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de la vida, según la última macroencuesta de violencia contra la mujer, realizada por el Gobierno central.

La versión de la Fiscalía apunta a que la víctima intentó escapar después de recibir el primer impacto, pero el hombre la alcanzó en la sala de estar “donde continuó propinándole golpes en la cabeza hasta en más de 14 ocasiones, con extrema agresividad”.

Tres vecinos que dieron su versión este miércoles coinciden en que pasadas las 19.00 del día del crimen escucharon llamadas desesperadas de auxilio. “Oímos varios gritos, ‘socorro, socorro’, y luego se fueron debilitando hasta quedarse en silencio”, narra uno de los testigos. La mujer fue trasladada gravemente herida al Hospital 12 de octubre, pero falleció a las 2.30 horas del 16 de junio.

El presunto asesino desmintió la versión inicial de los agentes que acudieron al lugar del crimen, quienes aseguran que el anciano manifestó haber matado a su mujer “porque se había follado a medio vecindario”. Sin embargo, una vecina que ha participado en el juicio como testigo respalda la versión policial.

En medio del interrogatorio, la fiscal ha mandado sacar el martillo que aún conserva la sangre seca de la víctima. El imputado ha reconocido el instrumento que guardaba en una caja de herramientas, pero ha resaltado: “Yo no fui consciente de lo que pasó”. El hombre ha evitado narrar los detalles del momento del ataque: “He tratado de no pensar en ello por el dolor que me produce. Lo siento mucho”, ha confesado y se ha limitado a referirse al asesinato como “eso que hice”.

La Fiscal, cada vez más insistente, le ha preguntado en repetidas ocasiones “¿Qué fue lo que hizo?”. Tras un par de evasivas y un último embate de la investigadora que incluyó una palmada en la mesa, el hombre ha reconocido que golpeó a su esposa en la cabeza con el objeto contundente. “Yo no lo hice con ánimo de matar. Yo no soy un asesino”, ha dicho el acusado, en prisión preventiva desde hace más de dos años.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.

Suscríbete

Los tres hijos de la pareja han participado por videoconferencia en la audiencia de este miércoles. La primera ha renunciado a declarar y a la indemnización a la que tiene derecho por la pérdida de su madre; el segundo también ha guardado silencio, pero ha aceptado el dinero. El tercero ha renunciado a la reparación, pero no a la palabra.

El hijo ha reconocido que sus padres peleaban con frecuencia: “Mi padre era un celoso compulsivo, insultaba a mi madre sistemáticamente, le revisaba el teléfono y la seguía”. Ha detallado que el acusado profería improperios de “carácter machista”, como “zorra o puta”. Aunque el hijo había insistido a su madre para que se divorciara, asegura que “a ella le daba lástima” de su padre.

Un estudio de la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género revela que el 40% de las mujeres mayores de 65 años que han sido maltratadas han soportado esta situación por 40 años o más. El mismo informe estima que en el 70% de los casos, las mujeres señalan que sus hijos han presenciado algunas de las agresiones sufridas.

La defensa, que alude a un trastorno psicológico, se aferra a los informes de los especialistas para justificar la conducta del acusado. Aunque el Tribunal Supremo ha señalado anteriormente que los celos no son un atenuante de la violencia machista, ha incluido una salvedad para “los casos en que tal reacción tenga una base patológica perfectamente probada”.

La celopatía o celotipia es el trastorno que padecen aquellos que se obsesionan con la idea de que su pareja es infiel, aun cuando no existan motivos para pensarlo. Esta patología se manifiesta en conductas similares a las de un cuadro depresivo, miedo irracional, dependencia emocional, paranoia y pensamientos intrusivos que, en ocasiones, llevan a quienes la padecen a revisar el teléfono o la ropa de su pareja o a seguirla cuando esta sale de casa.

El juicio continuará en la Audiencia Provincial de Madrid hasta el próximo martes, cuando se conocerá la sentencia.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.

Source link