La empinada remontada de la izquierda para “rehacer la confianza” de las mujeres: del solo s es s a Tito Berni y Errejn
Reconoca Ernest Urtasun el pasado sbado que las acusaciones machistas que cercan a igo Errejn y la reaccin de Sumar ante este escndalo podan haber provocado que muchos votantes “vieran quebrada su confianza” en el partido. “Estamos ya trabajando y haciendo todo lo posible para rehacer esa confianza”, seal de inmediato el portavoz de la formacin fucsia. En el mismo sentido se pronunciaron desde el PSOE, recalcando una y otra vez que Espaa cuenta “con un Gobierno profundamente feminista” y que eso no queda en entredicho pese a lo ocurrido. “Este Ejecutivo es un aliado para todas las mujeres del pas”, sentenci la portavoz de los socialistas, Esther Pea.
Garantizar a la ciudadana que las tesis feministas que abandera la izquierda siguen intactas es uno de los retos maysculos que enfrentan ahora Sumar y el PSOE. No solamente porque forme parte de su ADN poltico, sino tambin porque es uno de los motivos que llevan a un sector importante de sus votantes a elegirlos. Especialmente a las mujeres, que constituyen el grueso del electorado de la izquierda.
“Que ninguna mujer se quede en casa”, proclamaba Pedro Snchez en vsperas de los comicios generales del pasado verano. Pretenda as el presidente del Gobierno despertar el alarmismo avisando de que los pactos entre PP y Vox supondran un “recorte de libertades” para las mujeres, mientras que el PSOE y la izquierda se uniran para “ampliar derechos” y “seguir avanzando” en la construccin de un pas feminista.
Era entonces Snchez consciente de que el voto de las mujeres es imprescindible para que el bloque de la izquierda se mantenga a flote. As fue, efectivamente, en la cita con las urnas del 23-J. Segn revel el barmetro postelectoral del CIS, el PSOE fue el nico de los partidos nacionales con mayor proporcin de mujeres que de hombres entre su electorado. El 28% de ellas vot por los socialistas, frente al 23% de ellos. En el caso de Sumar, la balanza estuvo equilibrada: el 13,6% de mujeres y el 13,6% de hombres eligieron la papeleta de Yolanda Daz. Pero, en la derecha, las tornas se invirtieron: al PP lo vot el 22% de los hombres y el 21% de las mujeres, mientras que solo el 4% de ellas opt por Vox, frente al 9% de ellos.
As, la alianza PSOE-Sumar -ncleo del posterior bloque de investidura- dio la vuelta a los buenos pronsticos con los que llegaba la derecha gracias al voto de las mujeres. Si, segn el recuerdo de voto que publica el CIS, el resultado global de los comicios fue de un 39% de apoyo para la izquierda y un 28% para PP y Vox (datos sin recodificar), esta diferencia habra sido an mayor de haber votado solo las mujeres: 41% para PSOE y Sumar, 25% para la derecha. A la inversa, si el electorado solo hubiese sido masculino, la suma de Snchez y Daz con sus socios podra no haber sido suficiente para alcanzar el Gobierno: 37% de voto para la izquierda, 31% para PP y Vox. Hay que tener en cuenta que el resultado real de los comicios difiere del que revela el CIS en su pregunta sobre el “recuerdo de voto” (el bloque de la derecha super en un punto porcentual al de la izquierda), por lo que el voto femenino result ser an ms imprescindible para impedir una mayora de Feijo y Abascal. Sin las mujeres, las cuentas no le habran salido a Snchez.
Es por ello que los socialistas, y tambin Sumar, estn volcados ahora en evitar que el caso Errejn erosione la confianza de su electorado femenino. En esta segunda legislatura al frente de un Ejecutivo de coalicin, Pedro Snchez haba llamado a hacer un “feminismo integrador”, alejado de las polticas “incmodas” y planteadas “desde la confrontacin” que, a su juicio, haca Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad. As, recuperando la cartera para el PSOE, Pedro Snchez buscaba dotarla de un ‘perfil bajo’ y evitar polmicas como la generada por la ley del solo s es s. Sin embargo, si bien las polticas salidas de Igualdad no estn haciendo mucho ruido en el actual Gobierno, los escndalos en materia feminista le estn viniendo por otro lado: primero Tito Berni, despus Jos Luis balos pagando un alquiler a su compaera sentimental con dinero de la trama Koldo, y ahora igo Errejn.
Los socios de la Moncloa no quieren que la decepcin ante el papel de ‘aliado’ que ejerca el ex portavoz parlamentario de Sumar se extienda al resto de miembros del partido de Daz, e incluso tambin a los del PSOE. Ms aun sabiendo que el escndalo coincide en el tiempo con el ‘giro social’ que pretende iniciar el Partido Popular para arrebatar terreno a la izquierda: sus propuestas en materia de conciliacin podran captar ms voto femenino (tradicionalmente ms sensible a estos temas) para la formacin de Alberto Nez Feijo, debilitando seriamente el respaldo social al bloque de Gobierno.