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La democracia en el aeropuerto


Actualizado

El martes, hablbamos en clase sobre la utilidad de los ndices de calidad democrtica -miden las democracias-. Trataba de explicar que su rendimiento ha decado porque estn configurados segn un paradigma de otro tiempo, el de posguerra, cuando el significante democracia no estaba sometido a revisin y los gobiernos respetaban tambin las normas no escritas, no trataban de expulsar del terreno de juego a los adversarios ni apresar a los rbitros. De modo que los deslizamientos autocrticos o cesaristas, aparentemente sutiles, quedan fuera del sensor de estos ndices [era tan slido y luminoso el artculo del profesor Ovejero aqu, La democracia liberal como democracia iliberal, que hasta que lo olvide evitar usar el trmino iliberal]: los indicadores de estos medidores son tan genricos y obsoletos que slo testan las no democracias, pero son incapaces de calibrar la temperatura en las democracias que se recalientan, como la nuestra.

As que Marioso, alumno aventajado y brillante, lo resumi a la perfeccin: Estos ndices son como los controles de seguridad de los aeropuertos. Puestos en el smil, sera ms severo: como los de acceso a los estadios de ftbol: plas, plas, plas y pa’dentro. Las operaciones de ingeniera legal que vician las democracias son tan complejas que resulta tedioso explicarlas y parecen insignificantes: cmo le desembrollamos a un noruego que el PSOE pretendi vulnerar flagrantemente la ley electoral en julio de 2023 saltndose el procedimiento de recuento con una vulgar triquiuela; cmo le aclaramos a un dans que con enmiendas y transaccionales al Cdigo Penal, el PSOE trat de modificar dos leyes orgnicas, nada menos que para cambiar el sistema de eleccin de los miembros del CGPJ durante un puente de la Constitucin.

Cmo valoramos en trminos de calidad democrtica -o sea, no plebiscitaria- los cinco das de asueto amoroso de Snchez. Y cmo computa el jurado de estos ndices que la renovacin, con cinco aos de retraso, del CGPJ se hizo bajo la supervisin de Bruselas [por no hablar de la vara de mando de Puigdemont, de la ley de amnista, de la amnista encubierta a los condenados por los ERE, aclamados y victimizados; o de la emulacin nixoniana -Si lo hace el presidente no es delito- y megalmana del imputado Garca Ortiz: No necesito habilitacin legal expresa para una nota de prensa, soy el fiscal general].

Las imgenes tambin daan. Pons y Bolaos sonrean forzados -luego comparecieron por separado-; la comisaria Jourov lo haca resignada. La firma les comprometa, segn recomendacin de Bruselas, a proponer una reforma del sistema de eleccin del CGPJ. Hoy acaba el plazo para la presentacin de la propuesta. El CGPJ trasladar dos al Gobierno y las Cortes. Una del gusto de Snchez y otra ms prxima a los estndares europeos. Para Snchez, cualquier compromiso a futuro -en este caso la disposicin adicional de la ley que permiti la renovacin- es un papel arrugado arrojado a la espalda. As que otra vez con el mochuelo a Bruselas y Venecia: plas, plas, desgana.





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