La concordia constitucional era ella
Era el perfecto contrapunto a Pedro Jota, que la adoraba. La haba colocado en el despacho contiguo al suyo, casi a modo de trofeo: “Tengo a Victoria”. Es decir, tengo a la persona que representa lo mejor del periodismo clsico y lo mejor de la Espaa constitucional. Y all peregrinbamos unos y otros –viejos reporteros con heridas de guerra y becarias veinteaeras recin aterrizadas de Oxford– en busca de criterio y de consejo. Y a todos nos rec
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