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La Caixa vuelve a Barcelona: sigue el traspaso de poder a Catalua


Actualizado

Por muy comentada que era esta posibilidad en los despachos nobles de Barcelona, una mezcla de chascarrillo econmico, conspiracin y deseo taimado que haba cobrado cuerpo tras la llegada de Salvador Illa a la Generalitat, el anuncio del regreso de la Fundacin La Caixa y Criteria a la capital de Catalua ha sido celebrada con euforia por la oligarqua local como una victoria que cambiar el tablero de juego espaol.

Tanto por su valor simblico: en un momento en que Barcelona intenta recuperar el pulso tras la ruina del procs, y competir con el pujante Madrid de Isabel Daz Ayuso, lanza el mensaje de que la ciudad vuelve a ser un lugar estable y seguro para los negocios. Como por su valor poltico: en un momento en el que el Gobierno est acorralado por la corrupcin y por sus cesiones al fugado Carles Puigdemont, el anuncio de La Caixa permite a Pedro Snchez proclamar que su estrategia de dilogo con el independentismo ha logrado pacificar Catalua.

A diferencia de lo ocurrido con el reciente regreso del Banco de Sabadell, que fue entendido como una operacin de autodefensa de la entidad frente a la OPA hostil del BBVA, la decisin de La Caixa puede simbolizar el final del procs. No del proyecto nacionalista de autodeterminacin, que muta con el tiempo y se adapta a las diferentes coyunturas para continuar, sino de la dcada larga de inestabilidad y conflicto que provoc la aceleracin secesionista iniciada por Artur Mas en 2012.

La entidad financiera, considerada en el imaginario colectivo catalanista como uno de sus principales smbolos, junto al Bara y Montserrat, dio un golpe definitivo a los planes secesionistas de Puigdemont y Oriol Junqueras cuando, en otoo de 2017, su presidente, Isidro Fain, decidi trasladar la sede social a Palma de Mallorca. Fue la respuesta preventiva a la declaracin de independencia que iba a votar el Parlament. Detrs de La Caixa, se sumaron unas 4.500 empresas, anticipando la ruina econmica del delirio identitario.

Junts y ERC consideraron la decisin de Fain como una traicin, determinante para su ridculo fracaso secesionista, y empezaron a tratar a La Caixa (y al Banco de Sabadell) como una empresa enemiga, es decir, espaola. Una hostilidad rencorosa que los gobiernos del olvidado Quim Torra y del insignificante Pere Aragons agitaron.

La llegada de Illa a la Generalitat el pasado verano, junto al hecho de que el nacionalismo perdiera la mayora absoluta en el Parlament, supuso un punto de inflexin para La Caixa y propici que en su cpula se empezara a contemplar el retorno a Barcelona. El Govern traslad al banco que tena las puertas de Catalua abiertas.

Sin la sintona personal de Illa con Fain, Javier God -recientemente nombrado vicepresidente de la Fundacin La Caixa- y ngel Simn, consejero delegado de Criteria, la operacin retorno no hubiera sido posible, aunque el principal artfice poltico ha sido Snchez.

Desde la concesin de los indultos a los lderes del procs, el socialista tiene en Catalua su caladero de votos y en el poder econmico cataln a su principal aliado para continuar en Moncloa. Un socio al que escucha y privilegia con la esperanza/mandato de que ejerza como nmesis y contra poder del Madrid DF de Ayuso.

En este contexto, el regreso de La Caixa y del Banco de Sabadell forma parte colateralmente del traspaso de poder del Gobierno a Catalua, junto a las competencias de inmigracin, financiacin singular, hacienda propia y un largo etctera, dentro del proceso unilateral de transformacin confederal de Espaa.





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