Jvenes del mundo, sean sujetos activos de la Historia
Hace 35 aos, igual que hace 350, no era fcil ser joven. La razn por la que es temeraria la perorata generacional es porque se viene repitiendo de generacin en generacin. Aquel 23 de octubre del ao en que volvi a cambiar el mundo, EL MUNDO se estren en los quioscos con una vieta de Forges -s, entonces Forges dibujaba aqu- que ridiculizaba la desidia reformista de Espaa. Dos clsicos personajes forgianos paseando y uno dice: “A una dcada del siglo XXI y con una Justicia del XVII, unos servicios del XVIII y unas opciones polticas del XIX, lo nico que tenemos del XX es el % de inters en los crditos”. No s cundo empez la crisis, pero yo no recuerdo una Espaa sin problemas de autoestima.
Lo ms urgente hoy quizs sea lo que viene postergndose desde entonces: restablecer el principio de realidad. Y eso empieza por dejar de dispensar autocomplacencia. Primera medida para que el joven de hoy deje de considerarse un sujeto pasivo de la historia: poner fin a la letana de los precios y poner el nfasis en la renta. Urge un cambio de perspectiva porque la actual es castrante: slo genera eunucos civiles. Por citar el ejemplo ms popular, no es tan grave el problema de la vivienda como el de los sueldos. Toda la creatividad y la rabia deberan estar enfocadas en cambiar la triste realidad estadstica de que la clase media empieza en los 30.000 euros de renta y el umbral de la riqueza es 50.000. Contra esto es contra lo que hay que rebelarse furiosamente, en lugar de mendigar pastueos un subsidio como paliativo.
Ninguna sociedad sale indemne de un adiestramiento tan largo. Los redactores de la memoria histrica, pretendidos guionistas sentimentales de una generacin hurfana de mitos, obvian deliberadamente que el rastro indeleble del franquismo es la dependencia emocional del Estado paternal. Esto es lo que mantiene en funcionamiento algunas dinmicas aberrantes, como la lucha obstinada de tantos jvenes por mantener polticas que levantan barreras de entrada al mercado laboral, que penalizan a la juventud en el acceso a una vivienda en una suerte inversa del edadismo o que promueven la resignacin a una Espaa de las clases pasivas o, como lo defini en su da el periodista Miquel Roig, una Espaa Black Rock, erigida en gestora de un formidable [pozo sin] fondo de pensiones.
Restablecer el principio de realidad es una tarea laboriosa y esforzada que los talluditos ya no estn en condiciones fsicas ni anmicas de acometer. Los dirigentes boomers tampoco se sienten motivados por el incentivo electoral, por la razn sencilla de que tal incentivo, si existe, no se ha manifestado. Es una empresa impopular, porque reclama la evaluacin del esfuerzo y la recompensa de los resultados, porque impugna el discurso masturbatorio e incide en la responsabilidad de cada uno sobre su propio destino. Comienza por reivindicar la adquisicin de conocimientos como la labor primordial de la escuela, frente a la dispensacin de moral. Esto seguramente tenga el efecto benfico de moderar los principios con los que la mayora ingresa en la madurez, pues es sabido que la juventud es un metabolizador atpico de la doctrina, lo que significa que suele provocar en su portador una aversin rebelde a las monsergas.
El artificioso elogio de la juventud siempre fue fraudulento. Es una violacin de la clusula fundamental del contrato generacional. Ms honrado sera reconocerles que su patrimonio ms valioso es el futuro. Lo que los convierte en sujetos activos de la historia. Espaa ya no puede soportar ms clases pasivas.