Juan Carlos I recuerda en su libro de memorias sus vnculos con la corrupcin: «Algunos hombres de negocios sin escrpulos actuaron en mi nombre»
‘Rconciliation’ da ttulo a las memorias de Juan Carlos I que legan este mircoles 5 noviembre a las libreras francesas, anticipndose a la edicin en espaol y coincidiendo con el viaje del rey emrito a Sanxenxo para participar en las regatas. Promocionado por Stock como el «fenmeno editorial del otoo», el libro de 512 pginas ha sido recibido con divisin de opiniones en Francia, considerado ms bien como un intento de «auto-rehabilitacin» de su imagen que como «una mirada crtica y completa» a sus 39 aos de reinado.
Escrita en colaboracin con la periodista e historiadora Laurendce Debray -autora de Mi rey cado- ‘Reconciliacin’ hace un repaso en siete largos captulos a la vida de Juan Carlos, con ttulos tan significativos como Una juventud catica, Yo cambi Espaa, a pesar de todo, Mis renuncias o En la soledad del desierto.
Del primer exilio en su infancia en Lisboa al segundo «destierro» en la isla de Nurai frente a Abu Dhabi, pasando por el safari en Bostwana y por los «tres tiros» del 23F, Juan Carlos I mira hacia atrs con momentos de arrepentimiento, pero guiado sobre todo por un deseo de revancha personal: «Tengo la sensacin de que me han robado mi historia».
Estos son algunos de los extractos del libro que llegar el 3 de diciembre a Espaa, publicado por la editorial Planeta.
Las relaciones con Franco
«Franco me hizo rey para crear un rgimen ms abierto», escribe Juan Carlos I, bastante benigno a la hora de recordar sus «relaciones personales y frecuentes» con el Caudillo desde que le design oficialmente como sucesor en 1969: «Lo respetaba enormemente, apreciaba su inteligencia y su sentido poltico. Nunca dej que nadie lo criticara delante de m». Lejos de cuestionar su llegada al poder y sus 40 aos de dictadura, el rey emrito ensalza e incluso extrae lecciones de su predecesor: «Nadie fue capaz de desestabilizarlo, lo que en un perodo tan largo es un desafo.
Felipe
«Mi hijo me dio la espalda por deber», reconoce Juan Carlos en su libro. «Entiendo que como rey tiene un puesto pblico y tiene que ser firme, pero la verdad es que hizo sufrir que se mostrara tan insensible». En particular, el rey emrito recuerda una conversacin que mantuvieron en las navidades el 2020 y en las que Felipe VI se mostr «amurallado en un silencio de malentendidos y de dolor». Aun as, describe a su hijo como «el heredero mejor preparado de Europa» y confa en poder restablecer las relaciones con l.
Letizia
El rey emrito reconoce en su libro la existencia de «una discrepancia personal» con la reina Letizia, pero no llega tan lejos como admitir que intentara disuadir a su hijo contra el matrimonio, ni a reconocer la incompatibilidad de caracteres. En el momento de hablar sobre su nuera reconoce escuetamente: «No ayud a la cohesin de nuestras relaciones familiares». Segn Paris Match, Juan Carlos I est convencido de que los «mensajes mordaces» que ocasionalmente le manda su hijo Felipe estn instigados por Letizia, a quien tampoco perdona que haya cortado los lazos de sus hijas con su abuelo.
«Sofi»
A la reina Sofa decide llamarla cariosamente «Sofi» durante todo el libro. Pese a todo lo ocurrido reconoce que mantiene el contacto telefnico con ella. La define como «una mujer excepcional, llena de sentido de la justicia, de bondad, rigor, dedicacin y benevolencia». «Es la encarnacin de la nobleza del alma», llega a decir: «Espaa no poda haber tenido una reina ms devota e irreprochable. «Somos diferentes, pero compartimos el mismo sentido del deber. No ha habido nadie igual en mi vida y as permanecer, aunque nuestros caminos se hayan separado desde que dej Espaa. Ella sigue siendo la madre de mis hijos, una reina notable, y un apego emocional fundamental e irremplazable».
Corinna
Juan Carlos I recuerda la caza de elefantes en Bostwana en el 2012 junto a Corinna Larsen como «un viaje lejano y caro que pudo parecer fuera de sintona con la situacin del pas» (en una de las mayores crisis econmicas de su historia). Sin mencionarla por su nombre, se refiere a aquel romance como «un error del que me arrepiento amargamente». Para desquitarse con su ex amante, con la que libr un pulso legal por supuesto acoso en los tribunales britnicos,. asegura que en el fondo fue «una presa fcil de la caza al hombre».
El «regalo»
Juan Carlos habla en su libro del «regalo» de 100 millones de dlares del rey Abdullah de Arabia Saud -das despus de un acuerdo bilateral entre los dos Gobiernos y de la conferencia en Madrid para lavar la carea al integrismo religioso del pas- como «un actor de prodigalidad de una monarqua a otra». «Fue un regalo que no puede rechazar», advierte. A estas altura lo percibe como «un grave error, cometido con la idea de asegurar las necesidades de mi familia y para mantener mi jubilacin, lejos de la vida oficial espaola». Sobre la decisin de Felipe VI de retirarle su pensin anual de 161.000 euros como ex jefe de Estado dice en el libro: «Soy el nico espaol que no tiene un retiro despus de casi cuarenta aos de servicio».
La abdicacin
Juan Carlos I recuerda su prima lejana Isabel II, cuando lleg a espetarle aquello de «un rey nunca abdica». Tambin reson en su mente la frase que sola decir su padre, don Juan de Borbn: «Un rey muere con las botas puestas». «Hubo quienes intentaron disuadirme», confiesa. «Pero yo estaba convencido de actuar por el mejor inters del pas. Y con la conciencia tranquila del deber cumplido (…) Ninguna accin legal me obligaba a hacerlo, pero decid alejarme para no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona, ni poner trabas a mi hijo en el ejercicio de sus deberes como soberano».
El «squito malicioso»
Rememorando los aos noventa, el Juan Carlos I recuerda inevitablemente sus relaciones con los financieros Mario Conde y Javier de la Rosa y los primeros indicios de corrupcin que acabaron empaando su imagen. «Fui cegado por un squito malicioso», advierte. «Tuve la debilidad de confiar en los empresarios que me fueron presentados y de ceder a lo que hoy percibo como presin». El ex monarca reconoce haberse sentido «en medio de un embrollo financiero que me super» y admite haber sido aconsejado durante su reinado «por algunos hombres de negocios sin escrpulos que actuaron en mi nombre, pero sobre todo en su beneficio personal».
El 23-F
«No hubo un tiro sino tres tiros», escribe Juan Carlos sobre el 23F. «El golpe de Tejero, el de Armada y de los elegidos cerca del franquismo. Alfonso Armada estuvo 17 aos a mi lado. Lo quera mucho y me traicion. Convenci a los generales de que hablaba en mi nombre. Otra de las ancdotas ms curiosas del libro es cuando recuerda cmo Felipe, que entonces tena trece aos, le pregunt: «Qu ha pasado, pap?». Y para explicrselo tuvo la idea de lanzar una pelota al techo y decirle: «La Corona est en el aire, y no se sabe hacia qu lado va a caer».
La clase poltica
«La democracia no cay del cielo», recuerda Juan Carlos I, que recalca las diferencias entre la actual clase poltica y los lderes con los que tuvo que despachar: «Lamento que un cierto espritu poltico, que se llama «espritu de la transicin», se haya perdido en detrimento de Espaa y sus intereses. Aquel fue un momento en que la izquierda, y especialmente el Partido Comunista, respetaban las instituciones estatales».
La monarqua
«Me levanto con los males del pas y me acuesto con los males del pas», confiesa Juan Carlos I, con un mensaje implcito a su hijo. «Espaa no es un pas automticamente monrquico, ni ha tenido la tradicin y la continuidad de la monarqua britnica ni de otras monarquas europeas. Del rey depende dar forma a la monarqua todos los das».
La muerte de Franco
Una de las ancdotas ms curiosas es la que ocurri en la madrugada del 20 de noviembre de 1975, cuando todo el pas estaba en vilo esperando la muerte de Franco. «»Sofi» y yo estbamos viendo la televisin y ella me propuso quedarnos despiertos hasta que llegara el momento fatdico. Yo prefer irme a dormir. Hasta que en mitda de la noche recib una llamada del general Juan Castan de Mena, jefe de la casa militar de Franco para darme la noticia: «A qu hora me esperan?», le pregunt. «A las 8,30 de la maana», me dijo. Y yo respond: «Cuente conmigo, mi general».
Lady Di
Las menciones a Lady Di ha provocado ya ros de tinta en el Reino Unido. Juan Carlos I niega haber hecho avances sexuales hacia ella durante los veranos que pas en Marivent junto a sus hijos Guillermo y Harry. La atmsfera era «menos clida detrs de las puertas del palacio», admite el rey emrito que describe a Diana como «una mujer fra, ditante y traciturna… cuando no estaba frente a los paparazzi».

