En este lupanar trabajamos por la gente
Cundo debe dimitir el presidente de un Gobierno de un Estado democrtico? Existe la extendida creencia de que los polticos se agarran al silln cual percebe al acantilado y que ya pueden golpear olas de corrupcin, desgobierno o negligencia, que no se sueltan. No se defender aqu lo contrario, porque la realidad me pondra en mi sitio, pero s procede recordar que dimisionarios ha habido, antes y ahora, por altas razones o bajas debilidades, voluntarios o forzados. As que imposible no es, slo hace falta algo de voluntad democrtica.
El gran dimisionario universal sigue siendo Nixon, inventor del manual del resistente, con su set de trampas, mentiras y soberbias. Slo se march cuando le iban a echar y de su discurso de despedida no se acuerda nadie, porque lo que qued del caso Watergate fue el sonido ensordecedor de los teletipos y las mquinas de escribir con el que Alan J. Pakula cerraba la ltima secuencia de Todos los hombres del presidente. El buen periodismo.
El gran dimisionario espaol sigue siendo -con permiso de Juan Carlos I– Adolfo Surez, nico en su especie. La suya fue la renuncia de un hombre derrotado polticamente y su discurso de despedida, el 29 de enero de 1981, s merece ser recordado. Comenzaba as: Hay momentos en la vida de todo hombre en los que se asume un especial sentido de la responsabilidad.
Entre la nmina de polticos que se marcharon de forma voluntaria siempre ha destacado el peculiar caso de Harold Wilson, que dimiti por sorpresa como premier britnico por agotamiento fsico y mental. Tambin el de Margaret Thatcher, que se fue tras hundirse en las encuestas y perder el apoyo de su partido. Mario Draghi se march en Italia tras perder una mocin de confianza. Y el portugus Antnio Costa se despidi por una investigacin por corrupcin que luego qued en nada, argumentando que la dignidad de las funciones de primer ministro no es compatible con ninguna sospecha sobre su integridad.
Responsabilidad, confianza, dignidad, integridad. Son palabras que se repiten en las dimisiones a travs de las dcadas y que podran ser norma, y no excepcin: el prestigio de las instituciones y el funcionamiento democrtico por encima de las personas. Las historias de heroicas resistencias personales son atractivas y dan para biografas y novelas, pero suelen desembocar en turbios finales.
A falta de un manual de la dimisin poltica, le he hecho a Chat GPT la pregunta con la que iniciaba este artculo, por si la inteligencia artificial aporta luz. Con bastante normalidad y pragmatismo tecnolgico, responde: La dimisin no est sujeta a una regla nica, pero suele considerarse apropiada o necesaria en funcin de cuatro grandes criterios tico-polticos. Son stos:
1. Cuando el presidente pierde el apoyo parlamentario necesario para gobernar o cuando su liderazgo se vuelve insostenible dentro de su propio partido.
2. Cuando est implicado directa o indirectamente en un escndalo o en corrupcin que compromete su integridad o la del Gobierno.
3. Cuando no logra sacar adelante las polticas fundamentales que sustentan su mandato (por ejemplo, presupuestos) o tras una derrota electoral muy severa.
4. Por razones personales o de salud.
Es una enumeracin a la que la inteligencia natural tambin podra llegar, creo yo. El caso que nos ocupa: Pedro Snchez form una coalicin impracticable de partidos para seguir en el poder y no tiene mayora parlamentaria (punto 1); las personas que eligi para dirigir su partido los ltimos ocho aos estn investigadas por graves delitos de corrupcin (punto 2); no es capaz de aprobar unos presupuestos del Estado (punto 3).
El aludido lanza piedras como argumentos para simular que est fuerte y aparentar que esto es una ancdota. Pero el principal mensaje es el que dirige a sus electores, a sus socios y a todas las personas que se consideran de izquierdas: o este PSOE corrupto o la derecha. Es directo y simple: o compra usted, ciudadano progresista, este lupanar de mordidas, sobornos, prostitutas y enchufes grotescos, o preprese para lo que viene. Porque aqu trabajamos por la gente, no como sos.
Hoy declaran balos y Koldo en el Tribunal Supremo. La lucha sigue.
