El limbo de Sánchez Acera por el ‘email’ del caso del novio de Ayuso: del “no ha hecho nada malo” al “estamos todos expectantes” | Noticias de Madrid
Los ojos de Víctor Ángel Torres, ministro del Gobierno de España, relampaguean cuando escucha la pregunta. “¿Teme el gobierno una posible imputación de Pilar Sánchez Acera?”, le inquieren este miércoles en un acto de homenaje a la Constitución. “Temor a la justicia, ninguno”, responde el político canario antes de que se sepa que el Supremo rechaza “por ahora” investigar a la alto cargo de Moncloa en la causa abierta contra el fiscal general del Estado por la presunta filtración de un email del caso del novio de Isabel Díaz Ayuso. Ese intercambio, sin embargo, refleja el problema al que se enfrenta el partido. Tras conocerse que Sánchez Acera envió el correo a Juan Lobato, el PP cree haber encontrado el hilo del que tirar para intentar implicar en el caso al ministro Óscar López (futuro secretario general del PSOE en Madrid, y jefe en ese momento de Sánchez Acera) y al presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Y como todo está aún pendiente de dirimirse en el Supremo, el PSOE ha optado por controlar daños. No hay un apoyo explícito. Tampoco críticas. Sánchez Acera ha quedado en una especie de limbo.
“Lanzarse en su defensa sería un error cuando no hay ninguna acusación: puede sonar a Excusatio non petita, accusatio manifesta”, razona un importante cargo del PSOE de Madrid. “Y lo contrario no tiene sentido”, añade. “Hay veces que lo mejor es la normalidad”, señala. “Mientras todo se resuelve, la mayoría mantenemos una cierta prudencia, no temerosa, sino la normal cuando no sabes todo del asunto, cómo se produce, la motivación. Estamos todos expectantes”.
Las incógnitas que mantienen hoy los cargos socialistas intermedios son las que originaron, precisamente, el movimiento de fichas de dominó que culminó la semana pasada en la dimisión de Lobato como secretario general de los socialistas madrileños. La mañana del 14 de marzo, cuando Sánchez Acera le hizo llegar al entonces líder regional el email en el que el abogado del novio de Ayuso admitía la comisión de dos delitos fiscales, Lobato tuvo inmediatamente una duda: de dónde salía el documento. Su compañera de filas insinuó que de los medios de comunicación. No de La Moncloa. Ahora, un cargo gubernamental enfatiza también que Sánchez Acera protagonizó ese intercambio de mensajes con Lobato en tanto que secretaria de política institucional regional y colaboradora suya.
“Pilar hizo lo que hacía todos los jueves: hablar con Juan de la estrategia para la sesión de control a Ayuso, como su secretaria de política institucional”, defiende una fuente del gobierno central en referencia a Sánchez Acera, que aquel día de marzo compatibilizaba su cargo en La Moncloa (jefa de gabinete del jefe de gabinete del presidente del gobierno) con su cartera en la ejecutiva regional. “En los mensajes que hemos conocido no hay nada de La Moncloa”, recalca.
Pero esa argumentación es considerada como frágil dentro del propio PSOE (”distinguir los dos puestos no encaja”), y es ridiculizada por el PP, que no da ningún crédito a la tesis de que la política actuara “como un lobo solitario”. Basta con repasar la intervención de Alfonso Serrano, secretario general del PP de Madrid, y senador, el martes en el Senado.
“¿Me va usted a decir que esa persona de su máxima confianza no le avisó de que tenía el email de un particular que acaba de conseguir el fiscal general del Estado y que no se había publicado?”, le pregunta Serrano al ministro López sobre Sánchez Acera. “¿Que esa persona de su confianza absoluta no le avisó de que se lo iba a pasar a un compañero de la Asamblea para utilizarlo?”, insiste. “¿De verdad quieren hacerlos creer que funcionó como un lobo solitario de Moncloa?”, martillea. “Díganos, ¿cooperó de alguna manera en el delito de revelación de secretos por el que está imputado el fiscal general del Estado?”.
La cascada de preguntas no es solo la particular bienvenida a la política madrileña que le da el PP de Madrid a López. Representa la presión que están dispuestos a ejercer los conservadores con este tema. Da igual que López niegue saber cualquier cosa del asunto, o que desacredite como “falso” todo lo que dice Serrano. La mano derecha de Díaz Ayuso vuelve a la carga: “Ese documento lo tenía usted, se lo pasó usted [a Sánchez Acera] (…) Y todos sabemos que usted no haría nada así sin que lo supiera el presidente del gobierno”.
Un día después, este miércoles, en el PSOE aún escuecen las heridas abiertas por esa dura intervención. Hay un sentimiento de agravio en el partido en Madrid, donde Sánchez Acera es considerada simanquista, la corriente interna que lidera el exsecretario general Rafael Simancas, que controla un 40% de los votos de la federación
“¡Que nos imputen a los 5.000 socialistas que estuvimos en el congreso de Sevilla!”, estalla un representante del partido que lo ha sido casi todo, y que cuentan con gran peso interno. “Nos están intentando arrinconar”, advierte. “Pero no nos asustan. ¡Que nos imputen a todos! ¡Si está imputado hasta el fiscal general del Estado!”, insiste. “Sabemos de dónde vienen todos estos movimientos, y los intereses espurios que hay detrás”, recalca. Y defiende: “Pilar no ha hecho nada malo, no ha hecho nada punible. Preocupación cero”.
La misma línea crítica con la instrucción judicial sigue otro cargo socialista. “Podemos esperarnos cualquier cosa. Solo hay que ver la velocidad con la que citó a Juan [Lobato, que acudió al Supremo como testigo solo cuatro días después de que se supiera que tenía el email]”.
Sin embargo, la citación de Sánchez Acera no se ha producido aún, pese a que lo han pedido dos acusaciones particulares. El juez la rechaza “por ahora”, a la espera de que se analice el volcado del móvil de Lobato, que recoge el intercambio de mensajes con su compañera de partido. Mientras tanto, la vida política de Sánchez Acera ha quedado en suspenso.
—Llego tarde.
Perseguida por una cámara de Antena 3, a la política se le hacen eternos los metros que le separan del edificio en el que este pasado fin de semana se celebra el congreso del PSOE, en Sevilla. A su lado, su hermano, exalcalde de Alcobendas, la flanquea a modo de parapeto. Estrecha colaboradora de Lobato, que pensó en ella como delegada del gobierno en Madrid, Sánchez Acera lo ha sido casi todo en la política regional: candidata a la secretaría general autonómica, portavoz adjunta en la Asamblea, integrante de la ejecutiva… Nunca, sin embargo, tuvo tantas cámaras y grabadoras pendientes de sus palabras. Y ahora, ocurra lo que ocurra, sostiene un alto cargo socialista, su nombre ha quedado marcado para siempre.
“Es una putada muy grande la que le han hecho”, opina sobre que haya trascendido que fue ella quien le proporcionó a Lobato el email del caso del novio de Ayuso que el entonces portavoz enseñó en la Asamblea para acusar a la presidenta de haber mentido. “Su nombre va a quedar marcado por esta mierda para siempre”.