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¿Cubrir o no cubrir el Templo de Debod? | Noticias de Madrid



Al Templo de Debod le queda estupendo que sobre sus muros el cielo se tiña de naranja primero y de rojo después al atardecer. Le queda precioso que la luz ilumine sus piedras mientras la oscuridad cae poco a poco sobre Madrid. Por no hablar de la nieve. Filomena lo vistió de blanco y le quedaba de maravilla. Pero el agua se cuela por las grietas de la piedra, se congela y puede crear cuñas que acaben rompiendo los bloques. Le queda bien, pero ¿le sienta bien a un templo egipcio estar a la intemperie en la capital? No fue pensado para sobrevivir en una ciudad alta, seca y con inviernos duros. Ni para respirar su contaminación. Fue erigido en el siglo II antes de Cristo en Baja de Nubia. Por eso cada cierto tiempo resucita la misma pregunta. ¿Se debe cubrir para protegerlo? El Ayuntamiento cree que no.

Pero, antes de responder a la polémica pregunta, es necesario saber qué pinta un templo egipcio en pleno corazón de Madrid. La construcción de la presa de Asuán, a mediados del siglo XX, iba a crear un gran lago en Nubia, sepultando bajo las aguas gran cantidad de restos arqueológicos. Egipto se puso entonces en contacto con la Unesco para salvarlos y, como agradecimiento, regaló un templo a los países que más colaboraron en el rescate: Italia, Estados Unidos, Países Bajos y España. Y también ofreció un pórtico a Alemania. En España se postularon varias ciudades para acoger el obsequio. Una de ellas, cuenta Víctor Antona, vocal de la asociación Hispania Nostra, fue Elche: “Pero la que acabó haciendo frente a los gastos de traslado fue la ciudad de Madrid, que pagó todos los desplazamientos desde Egipto hasta Valencia primero y luego hasta Madrid. También el montaje”.

El destino final del monumento fueron los terrenos del antiguo Cuartel de la Montaña. ¿Qué pasó con el resto de templos? Todos ellos, ninguno tan grande como el de Debod, están en el interior de un museo. “Se han guarecido o protegido del entorno. El único que está al aire libre es el de Debod porque en su momento se pensó que, en esa zona y con un jardín alrededor, estaría un poco protegido de la contaminación y del entorno”, explica Antona. Y añade: “Es verdad que no se dice taxativamente que el templo tenga que estar dentro de un museo. Se dice que tiene que estar de acuerdo con los criterios de la Unesco para la salvaguarda y la conservación de ese tipo de monumentos. Lo que pasa es que es cierto que en ese contexto, en determinado tipo de condiciones, los entornos climáticos pueden ser muy agresivos”.

La polémica sobre si cubrirlo o no lleva ya bastantes años coleando. En 2020, el veterano egiptólogo Zahi Hawass alertó sobre su estado y afirmó: “Si no se cubre y se protege, habría que devolver el templo”. El mismo año, el entonces ministro egipcio de Antigüedades y Turismo se pronunció así sobre el tema en una entrevista para EL PAÍS: “Me parecería inconcebible que un país como España, de una gran cultura y civilización, no protegiese el Templo de Debod de su destrucción”. En 2022, un estudio determinó que el monumento no corría peligro inminente y se planteó para 2023 un congreso internacional de expertos que nunca se llegó a celebrar. Y el pasado mes de febrero, la directora general de Patrimonio Cultural reiteró en una comisión municipal que descartan cubrir el templo.

Y aquí, Antona matiza: “No es un regalo al Ayuntamiento de Madrid, que es algo que yo nunca he entendido. Una cosa es que tú lo instales en Madrid y otra que de repente un regalo que se hace al Gobierno y al pueblo español pase a ser propiedad de un Ayuntamiento. Es verdad que en el decreto se le encarga que lo instale y lo monte, pero también se dice que bajo la supervisión de la Dirección General de Bellas Artes, que no se puede escabullir de una responsabilidad que también le corresponde. Si en algún momento hay un problema para la conservación del templo, la Dirección General de Bellas Artes debería estar implicada. No es algo que se pueda dejar en manos exclusivamente del Ayuntamiento porque no es el titular”.

Entonces, ¿se debe cubrir? El vocal de la asociación Hispania Nostra cree que sí. “Es posible que en este momento no haya ningún riesgo, pero en el patrimonio las decisiones no se pueden tomar de aquí a dos legislaturas. Yo entiendo que verlo en el sitio en el que está es maravilloso, pero debemos pensar en su conservación y no en que dos, tres o cuatro generaciones disfrutemos de esas puestas de sol y que las siguientes ya no tengan templo. La manera de conservarlo a largo plazo es cubrirlo. Debería estar protegido, no solo porque ahora no tenga ningún problema. Antes o después los tendrá”.



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