Cuatro años de prisión y expulsión del país para el hombre que dejó tuerto a un enfermero con el que discutió por la mascarilla | Madrid
El hombre que dejó a un enfermero tuerto en una discusión en un vagón del metro de Madrid por el uso de la mascarilla ha sido condenado a cuatro años de prisión y será expulsado de España cuando haya cumplido tres cuartos de la pena o se le conceda la libertad provisional. En lo que indica la sentencia de la Audiencia Provincial a la que ha tenido acceso EL PAÍS, que considera a Juan Camilo L., de 22 años y nacido en Colombia, culpable de un delito de lesiones por agredir a Gorka M., un enfermero de 45 años que le recriminó que no llevara cubiertos boca y nariz cuando era obligatorio por las normas anticovid. El condenado no podrá regresar a España al menos en los diez próximos años y deberá indeminizar a la víctima con 76.000 euros.
El 13 de julio de 2021, Juan Camilo L. se encontraba en un vagón de la línea 1 de metro entre las estaciones de Alto del Arenal y Cuatro Caminos cuando un enfermero llamado Gorka M. le pidió que se pusiera la mascarilla, ya que la llevaba mal colocada y no cubría su nariz ni su boca. Al negarse, el enfermero se levantó y se la colocó él mismo y además le pegó un puñetazo que hizo que le sangrara la nariz. Ante esto, el hoy condenado reaccionó con patadas.
En ese momento, empezó una pelea entre ambos, los dos llegaron a las manos, pero el resto de pasajeros los separaron. Sin embargo, antes de bajar en su parada, el condenado le tenía reservado un golpe final. Le asestó un puñetado en el ojo al mismo tiempo que le deseaba la muerte. Ese último tortazo hizo que al enfermero le explotara el globo ocular, al golpear contra el borde del móvil que Juan Camilo llevaba en la mano. “Ojalá te mueras, gilipollas”, le dijo antes de salir del vagón.
El acusado aseguró en el juicio que se “asustó” y que le pegó de “forma instintiva” y que no se fijó dónde golpeaba. Su defensa pidió además considerar que el hombre tenía mermadas sus condiciones psíquicas por consumo de drogas, algo que no ha quedado acreditado para el tribunal. Para el juez, la reacción “desproporcionada” del condenado se enmarca en una “situación de venganza y cierta cólera”, aunque cree que no entraba en sus intenciones que el agredido sufiera una lesión de tal calibre. El golpe y la lesión dejó en Gorka una “pérdida funcional completa e irreversible” del ojo derecho.
El fallo contempla también la expulsión de España cuando obtenga la libertad provisional o haya cumplido tres cuartas partes de su condena. “El procesado no ha aportado documentación alguna que le permita permanecer en España”, reza la sentencia.
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