Cuando Feijo sorprende | Espaa
Feijo a veces sorprende. Esto llama la atencin, toda vez que el presidente del Partido Popular lleva un par de dcadas cultivando la imagen de gestor serio y predecible. Y cabe plantearse si la sorpresa se debe a lo que l realmente ha hecho, o solo a las expectativas que haba generado. Podemos recordar su cara a cara con Snchez en la campaa de las ltimas generales, cuando se impuso al presidente de forma tan clara que el oficialismo improvis explicaciones francamente disparatadas para justificarlo -se acuerdan del galope de Gish?- El caso es que la victoria de Feijo destac por contraste con las bajsimas expectativas que se haban proyectado sobre l en los das anteriores. Al final no quedaba muy claro si el lder popular haba estado muy bien o solo lo haba hecho mucho mejor de lo que se esperaba. Aunque quiz lo que haba ocurrido era, sencillamente, que Pedro Snchez haba estado muy mal.
Dos aos despus, Feijo tambin llegaba al XXI Congreso de su partido sin mucha expectacin. Tras consolidar su liderazgo y cerrar previamente todo debate sustancial, no se esperaba otra cosa que una repeticin del discurso que los populares llevan machacando los ltimos siete aos. Adems, y nuevamente, todo estaba influido por la calamitosa situacin de un adversario que lleva semanas encadenando graves escndalos. As, y como ocurri en 2011, los dos partidos parecen actuar como vasos comunicantes: cuanto ms sube la presin en Moncloa/Ferraz, ms baja la exigencia de una parte sustancial del electorado con el Partido Popular. Resulta curioso escuchar a Feijo decir que no se contenta con que haya un mero cambio de siglas en el Gobierno, en el preciso momento en el que cada vez ms votantes parecen conformarse justamente con eso.
En este contexto en el que al PP parece bastarle con hacer lo mnimo, las intervenciones de Feijo en el congreso de su partido destacaron precisamente por ir -un poco- ms all. Si el discurso de este sbado fue ms articulado y slido de lo que el dirigente acostumbra, en el de este domingo ofreci una mayor claridad sobre su estrategia. No hubo cambio ni novedad alguna -cmo iba a poner un cordn sanitario a Vox, si hace aos que el PP se apoya en ese partido para sacar adelante investiduras y presupuestos? Cmo iba a ponrselo al PSOE, cuando lleva aos abonado a la aventurada hiptesis de que existe un socialismo autntico, del que el sanchismo sera una mutacin antinatural?-, pero dibuj su alternativa con mayor nitidez de la esperada. Una nitidez que no tiene tanto que ver con propuestas concretas, sino con aquello que se espera representar: un proyecto de mayoras que permita a la democracia espaola recuperar algo parecido a la normalidad. Tras el XXI Congreso parece claro que el problema de Feijo no es encontrar un discurso; es que ese discurso resulte creble. Que las promesas de regeneracin y ejemplaridad no se vean cuestionadas, por ejemplo, cada vez que una cmara capta el rostro sonriente de Carlos Mazn.