Crisis institucional, mutacin constitucional: de Snchez a Trump
A gran velocidad e intercalando decisin tras decisin para dejar en shock a la oposicin y apabullar a la opinin pblica, Trump sigue aprobando decretos unilaterales que afectan a los derechos ciudadanos y a diferentes sectores de la administracin. Medidas que ignoran al Congreso, desoyen leyes federales, atacan el poder judicial -el bolaosVance ya cuestiona la legitimidad de los jueces de controlar el poder del legislativo- y menosprecian las quejas de no pocos gobernadores.
La poltica de abordaje del King Trump, en la que destaca la purga ideolgica de miles de funcionarios, algunos en puestos tan sensibles como la seguridad nuclear y antiterrorismo -bajo el pretexto falsario de mejorar la eficiencia-, sirve para colocar a sus amigos y alvarones fieles a la cohorte de lunticos narcisistas de la Casa Blanca. A la vez que empuja a EEUU hacia una crisis constitucional.
La expansin autoritaria del presidente por encima de la Constitucin, desafiando las leyes y alterando el equilibrio entre las distintas ramas del gobierno, es una estrategia para desembocar en una crisis constitucional que permita a Trump justificar posibles desacatos a sentencias judiciales, mientras alienta el debate sobre la reforma de la Carta Magna. No tanto con la intencin de abrir un proceso formal de modificacin, sino, mediante la erosin sistemtica de los contrapesos democrticos a travs de medidas unilaterales, para redefinir el equilibrio de poderes sin cambiar literalmente la ley fundamental. O sea, una mutacin constitucional: el cambio informal en su significado, alcance o interpretacin, pero sin alterar el texto.
Este escenario americano que ya se vislumbra no debera sorprender en Espaa. Tiene un gran parecido, tanto en la forma empleada (el aluvin de medidas de dudosa constitucionalidad como la amnista, el ataque a los jueces…) como en su objetivo final, con el procs espaol que impulsa Snchez de la mano de sus aliados nacionalistas.
Las ltimas cesiones a Junts y ERC, con el perdn de 17 mil millones de deuda -parte de ella generada por el gasto en el golpe de 2017-, junto a la futura entrega a Catalua del control de las fronteras, la gestin de la inmigracin, y una hacienda propia, ahonda en la mutacin del estado autonmico (un federalismo hispano) a un modelo confederal. La singularidad!
Como insisten el notario Lpez Burniol y el lder del PP cataln, Alejandro Fernndez, sin que nadie les haga mucho caso, estamos en el umbral de la consagracin de la plurinacionalidad, la asimetra y bilateralidad, a la que siempre han aspirado el nacionalismo vasco y cataln. Y gracias a la participacin decisiva del TC pastoreado por Conde Pumpido que permitir a Snchez acabar con la unidad de los espaoles sin necesidad de abordar una reforma de la Constitucin imposible de consensuar ni una consulta soberanista.
El fin de la igualdad entre los espaoles, que el PSOE ya ha integrado en su cuerpo doctrinal sanchista, es casi la nica manera que tiene Snchez de continuar en el poder: atar el apoyo de Catalua y el Pas Vasco -sus graneros de votos- aceptando que sean sujeto de soberana y tengan una relacin bilateral con lo que quede del Estado espaol.