Caonazos, truenos y paraguas en un da de exaltacin nacional: “Venimos a darle calor a todos los miembros del Ejrcito”
Se confundan los caonazos con truenos por la tromba de agua que caa, pero del Paseo del Prado de Madrid no se mova un alma durante el desfile del Da de la Fiesta Nacional. El despliegue de paraguas, chubasqueros y sombreros de pesca era inamovible: “Venimos a darle calor a todos los miembros del Ejrcito”, decan Jos Luis y Luca, padre e hija, que ven todos los desfiles desde hace diez aos.
Madrid era un charco desde primera hora. No eran ni las nueve y por Ruiz de Alarcn ya desfilaban chavales uniformados con sus capas rojigualdas, que volaban a coger sitio a orillas del Paseo del Prado. ‘De la octava compaa’, cantaban al unsono mientras un grupo de seoras que caminaban ms despacio les hacan los coros a su versin maanera de ‘Madre Anoche en las Trincheras’.
Llegaba Felipe VI y la Familia Real con el calor que emanaban las palmas, los clamores y los vivas. El presidente del Gobierno debi de pasar fro: “Snchez dimisin”, “corrupto, golpista”, “Snchez, estamos hasta los huevos”… El pequeo Alfonso, de unos 5 aos, se sorprenda con la exaltacin: “Ha dicho cabrn!”, le deca a su padre.
Amain la lluvia y en la msica y las palmas que estallaron con la irrupcin de los tanques, se fundieron los pitos y protestas en el olvido. Los nios se encaramaban a las farolas, a los rboles, a los cuellos de los ms altos. Quizs fuese la lluvia, pero haba personas que dejaban caer alguna lgrima. Contaban que de orgullo; no eran pocos los familiares de militares que desfilaban. Lanzaban besos, oles, piropos, silbidos…
Lo ms gracioso eran las adolescentes, muchas primerizas en esto de los desfiles, que destacaban a los hombres uniformados como principal atraccin. “Pues no lo recomiendo!”, se rea por lo bajini una joven que dejaba atrs el corrillo. Incluso seoras que ya haban superado con creces la etapa pber se unan a la comidilla y le daban la razn a las chiquillas.
Entre los 166 vehculos y los 210 caballos, haba movimientos. Todo el mundo quera ver ms, pero sin mojarse. La cosa era estar. “Llueva, truene o haga sol. Como hacen ellos por nosotros”, dijo Jos Luis, de 56 aos, que suba desde Andaluca slo para ver el desfile. Como la pequea Julia, que vena a ver a la princesa Leonor.
Entre el gento se colaban papeletas de protesta, banderas de Democracia Nacional, la cruz de Borgoa… Se acab el desfile y los ms jvenes llamaban a sus amigos para dar parte: “To, ha sido brutal. Hemos podido pitar mazo a Snchez”. Si el esfuerzo del pblico por soportar la tormenta fue titnico, el de las tropas fue colosal. Pero alguno se quedara slo con el colofn: una impresionante pitada al coche del presidente cuando se retir. Cay como un jarro de agua fra, todo el Paseo a la vez. Ya avisaron las previsiones de que llovera. Y vaya si llovi.