25 aos sin ‘Cuscs’, el periodista vasco que desafi a la dictadura de ETA y de Batasuna
A Jos Luis Lpez de Lacalle sus amigos le llamaban Cuscs. Un mote simple. Carioso. Las dos primeras slabas de cuscusear, un verbo inexistente en el diccionario que se utiliza en el Pas Vasco como curiosear. Era muy abierto, hablaba con todo el mundo, le recordaba su viuda, Mari Paz Artolazabal. Tena un vozarrn impresionante y no hablaba solo con el que estaba al lado, sino para que tambin le escuchara el resto, recalca Maixabel Lasa, amiga de Jos Luis y Mari Paz y viuda de Juan Mari Jauregi. Lpez de Lacalle escriba finos anlisis polticos en EL MUNDO del Pas Vasco. Era curioso y valiente. Sin miedo pese a que fue perseguido por el franquismo y se saba sealado por la izquierda abertzale. ETA le mat el 7 de mayo del ao 2000. Fue el ltimo periodista asesinado por la banda, que puso en su diana a 326 profesionales y vigil a 80 de ellos con el objetivo de acallarlos.
Mari Paz Artolazabal, Maixabel Lasa y Maite Pagazaurtundua sufrieron en primera persona la violencia terrorista. Las tres mujeres se fundieron en un abrazo en mayo de 2009, cuando se cumplan nueve aos del asesinato de Lpez de Lacalle. Sus testimonios, al cumplirse ya 25 aos del atentado mortal perpetrado por un comando de ETA, recuperan la dimensin humana, poltica y social de un referente intelectual. Comprometido con la libertad, frente a la dictadura franquista primero, desde la militancia en el Partido Comunista de Euskadi y como sindicalista de Comisiones Obreras en los aos 60 y 70; y contra el terrorismo de ETA y la persecucin de Herri Batasuna, despus, a travs de sus columnas en EL MUNDO y como miembro de Basta Ya! y el Foro de Ermua.
Era una persona respetada, reconocida porque tena una trayectoria personal de compromiso con las libertades, sintetiza Maite Pagazaurtundua que mantiene muy fresca en su memoria la lluvia y el fro que envolvan a Andoain aquel 7 de mayo del 2000 cuando fue tiroteado en las inmediaciones de su portal por Jos Ignacio Guridi Lasa.
Lpez de Lacalle haba vivido intensamente sus 62 aos. Era una persona muy buena, recalca Mari Paz Artolazabal en el testimonio que concedi al Instituto Vasco de la Memoria. Artolazabal, una de las primeras andereos (profesoras de ikastola) de Guipzcoa, recuerda cmo Jos Luis aceleraba los trmites para convertir en fijos a los trabajadores de la empresa de Tolosa de la que era gerente.
Un directivo muy singular porque haba pasado por las crceles franquistas como responsable de la fundacin de las Comisiones Obreras de Guipzcoa e impulsor del Partido Comunista de Euskadi. All coincidi con una joven que trabajaba en una imprenta. Se llamaba Maixabel Lasa. ramos muy activos: repartamos panfletos, hacamos pintadas y campaa por la amnista y como hasta 1977 no se legaliz el Partido Comunista, nos reunamos en nuestras casas. Jos Luis y Mari Paz tenan hasta una contrasea, explica Lasa, quien, dos meses despus del atentado contra Lpez de Lacalle, sufri el asesinato de su marido, Juan Mari Jauregi, tambin a manos de ETA.
Maixabel Lasa, Mari Paz Artolazabal y Maite Pagazaurtundua, juntas en 2009.
La contrasea eran tres toques del timbre de un piso en Andoain que siempre estaba abierta para acoger a amigos y conocidos que Lpez de Lacalle haca en Tolosa, en Andoain, en Zarautz o en Pars. Juan Mari deba de estar en la crcel o en la mili y a m me mandaron como delegada al II Congreso del PC de Euskadi a Pars. De Legorreta (Guipzcoa) a Pars sin saber francs. Al llegar a la direccin convenida abri la puerta un chino; me qued helada hasta que, al fondo del pasillo, Jos Luis me levant la mano y pens ‘ya estoy en casa’, relata Maixabel Lasa.
La militancia poltica y sindicalista de Lpez de Lacalle y su cercana personal se multiplicaban en Andoain y su entorno por la figura de Mari Paz Artolazabal, que hoy mantiene una actitud elegante incluso al mostrar una fotografa de Jos Luis compartiendo el patio de la crcel de Segovia con varios miembros de ETA y el fundador de Herri Batasuna Txomin Ziluaga.
Pero ser un militante antifranquista, euskaltzale (amante del euskera) y defensor de los derechos de los trabajadores no le excluy del grupo de sealados por la izquierda abertzale y ejecutados por ETA desde que, en enero de 1995, se activ la socializacin del sufrimiento con el asesinato de Gregorio Ordez.
Andoain era el epicentro de la estrategia de la socializacin del sufrimiento, sentencia Pagazaurtundua, en la dcada de los 90 concejal socialista en la vecina Urnieta. La ex parlamentaria europea de Ciudadanos conoce muy bien las singularidades de los pueblos guipuzcoanos convertidos en guetos polticos y sociales por la izquierda abertzale. Referentes como Jos Luis Lpez de Lacalle y Joseba Pagazaurtundua rompan el totalitarismo ideolgico impuesto por los idelogos independentistas y sus pistoleros. Saban a quin mataban, a qu lderes mataban, y Andoain era un ‘piso piloto’ de aquel nacionalismo tan intolerante, insiste la hermana de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003.
Jos Luis discuta y defenda sus ideas polticas pero no odiaba, asegura su viuda. Jos Luis y Juan Mari eran ‘animales polticos’ y no tenan ningn problema en hablar con el enemigo poltico tambin, con gente de la izquierda abertzale, era hombres dialogantes, afirma Maixabel Lasa.
Con Jos Luis, con Joseba, con Gregorio Ordez, con Fernando Buesa… se habra escrito una historia de Euskadi distinta, advierte Pagazaurtundua convencida de que la eliminacin sistemtica de referentes polticos era la estrategia poltica de una Herri Batasuna que, 25 aos despus, ha sido rentabilizada polticamente por EH Bildu. Cuando hay gente que dice que el terror no ha servido para nada… Claro que ha servido. Es una estrategia poltica sin escrpulos que cuando se aplica puede ser muy eficaz, constata.
La persecucin sufrida por Lpez de Lacalle, Jauregi y Pagazaurtundua corrobora que en la socializacin del sufrimiento activada por la ponencia Oldartzen de HB haba un aval poltico de millares de vascos independentistas. Artolazabal reconoce, 25 aos despus, que lleg a sufrir el reproche de ex alumnos por los posicionamientos polticos que su marido haca pblicos en El Diario Vasco primero, y despus en EL MUNDO del Pas Vasco, desde que Germn Yanke le brind la oportunidad de seguir escribiendo tras su etapa en el diario de Vocento.
Tras el asesinato, Artolazabal sufri da tras da en su pueblo, donde casi todos los vecinos la conocan, pero especialmente cuando la izquierda abertzale aliment el asesinato social de Lpez de Lacalle. Una persecucin post mortem dirigida a acabar con la memoria de Jos Luis y a provocar la muerte civil tambin de su esposa, de sus hijos, de los amigos y compaeros del columnista asesinado.
Ejercicio mentala egunerokoa gorrotik ez izateko (Hago el ejercicio mental diario de no odiar, en euskera), ha dicho Mari Paz Artolazabal. Un extraordinario ejercicio de resistencia cuando ya casi han transcurrido 9.125 das del asesinato de su marido. Todos los das pienso en l, reconoce, serena.